Últimamente odiaba las noches. Su energía enigmática y reflexiva me generaban ganas de pegarme un tiro porque siempre caía en mis pensamientos, y estos casi siempre me llevaban a ese fin de semana en Buenos Aires, donde un chico bruto me golpeó con una puerta. Pensar en Mateo dolía un poco ya que no podía descargarme con nadie porque eso equivalía a posibles líos en internet. Por eso, cuando mis amigas me preguntaban que era lo que me tenía bajón no sabía que excusas ponerles ya. Aunque tampoco voy a exagerar, decir que estaba enamorada del morocho era un significado muy grande y apostaba a que no lo estaba. Mas bien, me sentía atraída de cierta manera donde me preocupaba e interesaba su bienestar. Además era muy poco tiempo el que habíamos convivido, tranquilamente todo pudo ser una farsa y estar fingiendo todo el momento.
Sabes perfectamente que todo lo que vivieron no fue mentira...
Quizás era más fácil ignorar la verdad a enfrentarla. Por eso, todavía tenía dudas sobre una decisión que quería tomar.
La relación con mi hermana cada vez empeoraba más y su malhumor permanecía latente cada día. Creo que es la única chica a la que le afecta demasiado no ir al show de su ídolo. Igualmente podía entenderla, si yo no pudiera ir al show de Tini estaría deseándole la muerte a cualquier persona que se me cruzara por delante.
Luego de meditarlo, cerré el libro que estaba leyendo de golpe y me levanté de mi cama. Bajé las escaleras de mi casa hasta llegar al living donde estaban mis papás viendo juntos una película. Carraspeé para llamar su atención.
—¿Qué pasó, Ele? —preguntó mamá al verme. Yo suspiré y tomé asiento junto a ellos.
—Nada importante, solo queria preguntarles... ¿te acordas pa' que la otra vez me dijiste que gracias a mis maravillosas notas, vos me ibas a dar cualquier cosa que yo quisiera? —lo miré haciendole ojitos y sonriendo tiernamente.
—Mmm sí... —respondió él extrañado. Luego de unos segundos de silencio, suspiró y dijo—¿Ya sabes lo que vas a pedir?
—Sipi —asentí varias veces con la cabeza.—Quiero entradas para el show de Trueno.
(...)
—¡¿Que vamos a ir a donde?! —exclamó Laura cuando le enseñé las entradas desde mi celular. En cualquier segundo se avecinaban los gritos más fuertes que podía producir un humano. Me tapé los oídos justo antes de que ella empezara a chillar como loca mientras saltaba de alegría. En uno de sus ataques de emoción, me abrazó y me alzó por los aires.
—¡Laura, bajame! —grité media incomoda.
—Ah si si, disculpá —enseguida me soltó y ella siguió con sus bailes de felicidad.
Verla así me hacía sentir bien, aunque muchas veces del día no la soportara, era mi hermana, y si a ella le hacía tanta ilusión asistir a aquel evento, me sacrificaría a acompañarla. No se si de su parte haría lo mismo ella por mí, pero al menos me consolaba que va a dejar de andar con mal humor todo el día. Los contra de esto es que ahora iba a estar más feliz que de costumbre. Sinceramente ya no se si es bueno o malo, fuck.
—Ya mismo le voy a decir a todas mis amigas para que sepan —dijo para ella misma y se fue corriendo con su celular. Cuando la vi irse por la puerta, solté todo el aire que tenía contenido y luego me fui a mi habitación.
Como si mi cuerpo fuera poseído por alguien más, mis dedos teclearon en el buscador de instagram el usuario de Trueno. Pronto me encontraba viendo las últimas historias que había subido.
—... gracias a todos wacho, ya agotamos los tres shows en menos de una semana, la verdad que esto es una locura y todo gracias a ustedes...
Sonreí a la pantalla al verlo tan feliz, con su sonrisa genuina y sus ojos chinos que delataban su emoción. Pero toda aquella felicidad se fue de golpe al pasar la siguiente historia.
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Casi y sólo casi, pude escuchar como mi corazón empezó a latir tan fuerte que parecía que se escaparía de mi cuerpo.
