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Elena

Después de decir aquello, el rapero caminó hasta un motoneta que estaba estacionada a unos metros de nosotros. Me acerqué a paso cauteloso y lo miré interrogante.

—¿También manejas moto? O bueno, si a eso se le puede llamar de esa forma ya que parece re de trolo —dije soltando una pequeña carcajada al final.

Trueno me miró con mala cara para después blanquear los ojos.

—No es de trolo y se llama C90 —explicó sin que nadie le haya preguntado, un atrevido con todas sus letras.

Me pasó el casco sobrante que tenía y me lo puse. Siempre había que protegerse.

—Como digas, igual si es de trolo.

La moto en cuestión era celeste y blanco, parecida a una motoneta. Me recordaba a la moto de Barbie. En fin, un gay.
Él se subió primero y después yo, pero ahora había entrado en un conflicto interno: ¿tengo que abrazarlo o...?

Ay, por favor no.

Lo último que quería hacer en esta vida era tener contacto físico con la persona a la que mi hermana nombraba y fantaseaba todos los días, aunque teniendo en cuenta los hechos anteriores ya se me había salido un poco de las manos. Pero de cualquier forma... ¡no quería tocarlo!
Maldigo la hora donde me acerqué a saludarlo. Yo solo quería molestarlo un rato pero el karma se ve que ya actuó en mi contra.

Noté la mirada del morocho por el espejo y vi como formaba una sonrisa maligna en su cara que quise desaparecer con mi puño.

Maldito idiota, se estaba burlando de mí.

—¿Qué pasa Elenita? ¿Te da miedo tocarme? Mira que no muerdo.

Rodé los ojos ante sus dicho y, haciendo un gesto de desagrado y con todas mis fuerzas posibles, rodeé su abdomen con mis brazos.

—Mejor callate y arranca, haceme en favor antes de que me arrepienta —espeté tirándole de la remera. Su pecho vibró a causa de su risa y como respuesta le pellizqué la panza.

—¡Auch!

—Ah, y más te vale que sepas usar esta cosa ya que vi el video ese donde la chocabas contra la pared. Así que si no me matas mejor, porque soy muy joven y linda para morir.

—Ugh... no se pero sabia que ibas a decir eso —confesó haciendome reir.

—Y bueno, tenía que aprovechar.

(...)

—Y bueno, esa es la Bombonera —señaló con su dedo mientras pasábamos al rededor de esta.

Me concentré en verla, era muy linda y grande. A pesar de no ser muy fanática del fútbol podía darme cuenta de lo importante que era ese lugar para las personas que estaban ahí paradas, sacándose con fotos con emoción y admiración.

—Muy linda —admití en voz baja, ahora ya nos estábamos alejando.

Trueno dobló en algunas calles hasta que empezaron a verse los famosos conventillos.
No pude evitar mi cara de asombro, era realmente muy bonito. El sitio te inspiraba buenas vibras y era imposible no sentir la historia y los años que habían detrás de cada color. Pude imaginarme viviendo en alguno de esos.

La velocidad de la moto fue disminuyendo hasta que estacionó a un lado.

—Bajemos a recorrer un poco más esta zona, es muy linda y también hay puestos donde venden cosas que quizás te gusten —dijo el rapero quitándose el casco. Imité su acción y me dispuse a bajar.

𝑺𝑼𝑷𝑬𝑹𝑺𝑻𝑨𝑹; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora