narra Mateo
Mientras bajaba de la escalera después de dejar a la casi desconocida en aquella habitación, una pregunta rondaba por mi cabeza haciéndome querer golpear contra una pared: "¿Cómo llegué a esta maldita situación?" De todas las escenas que podía imaginarme que pasarían después de salir del show ninguna se asemejaba a golpear una chica, dejarla media boba, llevarla al hospital y después, traerla a casa. No se, capaz me imaginaba que podía pasar... encontrarme a algún que otro fan, pero al parecer a esta sujeta no le agradaba en lo absoluto, o sea, ¿Cómo no le voy a caer bien? tengo que averiguar el porqué tanto odio nace de ella hacia mi persona.
Dispersé esos pensamientos y fui mentalizandome para lo que se me avecinaba, no podría olvidar el pequeño detalle de que me encontraba en medio de una fiesta organizada por mi padre.
Cuando llegué al patio trasero donde se encontraba la mayoría de gente, fui saludando al que se me cruzara por el camino, regalando sonrisas un poco incómodas, e intentando localizar a mi papá.—Viejo—saludé cuando lo encontré en el fondo rodeado de cuatro personas.
—Hola hijo—respondió tomándome de los hombros e integrandome a la ronda.
Al pasar mi vista, reconocí al hombre que vino la otra vez, el director de cine, una mujer que parecía ser su esposa, y dos chicas de maso menos 13, 14 años.
—Te presento a la familia de Ricardo, su mujer Luján y sus dos hijas María y Antonia.—asentí con mi cabeza sonriendole.—¿Cómo están?—pregunté para no quedar tan maleducado.
—Muy bien, de hecho te estábamos esperando—contestó el director de cine.—¿La otra vez te dije que mis hijas son muy fans tuyas?
Solté una risa nerviosa y negué.
—¿Nos podrías dar un autógrafo?— preguntó una de las chicas extendiendome un papel y un fibron.
—Claro— hice mi característico garabato y se lo devolví.
De pronto mi papá dio unos aplausos llamando la atención de los presentes.
—¿Que les parece si ahora mi hijo nos toca su hit del disco?— sugirió en voz alta señalándome.
Se escucharon respuestas afirmativas así que me dirigí hacia un escenario improvisado donde estaba el dj pasando música.
Tomé el micrófono que me pasó el chico y hablé:
—Bueno, voy a cantar un tema que se titula Atrevido, así que espero que les guste.
narra Elena
Al escuchar la famosa melodía de una canción que provenía del patio, me asume a la ventana para ver que ocurría. Allí me encontré con al rapero cantando sobre un escenario improvisado. Me quedé apoyada en el umbral observándolo.
El chico se desplazaba despreocupado y con confianza, me preguntaba cómo se podía acostumbrar a que todos lo estén mirando y que no tenga vergüenza, en fin, supongo que viene con el deseo de hacer arte.En un momento nuestras miradas conectaron y me dedicó una sonrisa, yo solo blanquee los ojos y dejé de verlo.
Volví mi vista al interior de la habitación y caí en la realidad, ¿que carajo hacía en la mansión de un famoso?Tenía que volver a casa ya mismo o me comería una cagada a pedo que se escuchará hasta China, en serio me preocupo por mi salud física como mental. Mamá me va a matar y no pienso volver a verla enojada como la vez en que casi prendo fuego el patio de casa, un poco más y el fuego salía de sus orejas. Recuerdo que estuve sin salir de casa durante 2 meses.
Soltando un bufido, me decidí por salir de la habitación y encontrar una salida, ya sea con el rapero o sin él.
Agradezco que estuviera vestida un poco adecuada así no llamaría la atención entre las personas que me encontré en el piso inferior. Traía puesto mis jeans nuevos y una remera un poco más grande que mi talla de color violeta oscuro. Pasaba bastante desapercibida.