Capítulo 2: Resolver
Me levanté temprano para ir a la escuela. Caí en cuenta que me había dormido con la ropa de Mikey así que me la saqué para lavarla... ya mañana se la entregaría a Ken.
Me maquillé un poco para que no se notaran los moretones de mi cara, pero no tuve éxito así que tuve que ponerle algunos parches. Sería muy molesta toda la atención que me darían por llegar toda golpeada.
El día se pasó demasiado lento para mi gusto, y luego de varias preguntas incómodas, pude salir de la escuela.
Decidí pasar por una farmacia para poder comprar un ungüento que me aliviara los moretones. El sonido de una motocicleta me desconcentró por completo. Ken se estacionó a pocos metros de mí y detrás de él apareció Mikey. Ambos parecían bastante aburridos, ni siquiera me notaron. Caminaron en dirección a la parte baja del parque y los vi ver con desinterés la escena.
Kiyomasa Senpai peleaba contra un rubio que parecía bastante mal. El chico estaba todo lleno de sangre y moretones. Quienes supuse eran sus amigos le pedían que se detuviera, pero él balbuceaba palabras que no llegaban a mis oídos.
— ¡¡No pienso rendirme!! — Gritó el chico rubio de peinado raro — ¡Tengo una razón para no rendirme! La pandilla Tokyo Manji... Kiyomasa... ¡La única forma de que ganarás es matándome! — Abrí los ojos en sorpresa, ese chico era un suicida en todas sus letras —De ninguna forma pienso perder...
La mirada de sorpresa de todos los que espectaban esta pelea era algo que ya me esperaba.
— ¡Pásenme mi bate! — Gritó Kiyomasa —Voy a matarte...— Los demás comenzaron a murmurar cosas y a mirar con confusión al grandulón.
— ¿Qué no era una pelea uno contra uno? — Dijo alguno de los presentas y lo entendí. Ese idiota realmente era una sucia cucaracha rastrera.
— ¡¡Rápido traigan mi bate!! — Volvió a gritar el animal ese.
—Oi, Kiyomasa— Miré a donde se suponía estaban los chicos a los que seguí y no había nadie. ¡Esto será una masacre!
— ¿Ah? — Kiyomasa volteó y pude ver como se puso pálido en un segundo.
—Veo que atrajiste a un buen grupo...— Ken caminaba con las manos en los bolsillos con su típica indiferencia —Parece que tuviste que esforzarte ¿eh? Aun siendo que tú eres el anfitrión.
— ¡¡Es el vicecomandante de la pandilla Tokyo Manji!! — Gritó alguien —Ken Ryuguji, el mismísimo Draken. — La mirada de terror de todos se acrecentó en cuanto el otro habló.
—Oye Kenchin...
— ¿Eh? No me llames así Mikey...
—Se me acabó mi dorayaki— No vi su rostro, pero estaba segura de que ese idiota estaba sonriendo como niño bueno.
— ¡Buen día comandante! — Gritaron todos haciendo una venia de 90 grados. Mi mandíbula se abrió en sorpresa.
—Es el inigualable Mikey, ¡¡El líder de la TouMan!! — Todos esos chicos, que parecían super rudos estaban bajando la cabeza ante alguien que definitivamente era más bajo que todos ellos. Un chico le habló a Mikey, pero este se pasó de largo. Ken le dijo algo que no alcancé a escuchar y se dirigieron a Kiyomasa.
Para nadie era un secreto de que él pertenecía a TouMan, porque se la pasaba fanfarroneando que él era uno de los más fuertes de su escuadrón.
Kiyomasa le hizo una reverencia mal hecha a Mikey y Ken le metió un rodillazo en el estómago. Mikey se le acercó al chico malherido y le dijo algo que hizo que gritara. No sé si de miedo o de confusión.
De pronto, le preguntó algo a Kiyomasa y le sonrió cuando escuchó su respuesta. El pie de Mikey impactó con la cara del grandulón y luego siguió golpeándolo hasta que quedó sin moverse en el suelo.
—Las peleas clandestinas son estúpidas— Mikey le pasó por encima a Kiyomasa de manera literal, en su rostro tenía algunas gotas de sangre que le habían salpicado.
—No hagan cosas que arruinen el nombre de TouMan— Ken advirtió a todos. Vi que se dirigían a donde yo estaba así que me alejé de allí lo más casualmente posible.
—Alguien debió enseñarte a no ir de curiosa— Ken habló detrás de mí y me sobresalté.
— ¡Maldita sea Ryuguji-San! — Grité en cuanto me giré. El gigante estaba parado junto a Mikey que me miraba con diversión.
— ¿Qué hacías mirando una escena tan violenta? — Preguntó Draken con sus manos en los bolsillos, ¿Cómo es que va así por la vida?
—No vi nada— Sonreí achinando los ojos y ambos me miraron con incredulidad.
— ¿Tienes alguna especie de fantasía de morir? — Draken se burló y yo reí negando.
—Solo regresaba a casa y vi como a Kiyomasa lo pusieron en su sitio— Sonreí un poco. Ambos me miraban con confusión. —La escuela era un caos desde que se unió a TouMan. Todos le temían y los que no, eran parte de sus peones— Me quejé.
— ¿Y tú? — Ken me miró confundido.
—Yo solo me ocupaba de mi grupo de estudio, si él se atrevía a poner un pie en el salón de clases no le iría bien— Sonreí segura de mí misma. En realidad, tuve suerte, él siempre mandaba a sus peones para atormentar a nuestra clase, pero junto a un par de chicos los dejábamos en ridículo y luego eran castigados por el idiota sin cerebro.
—Toda una salvaje... ¿Qué te parece Mikey? — Draken volvió a usar un tono burlón y Mikey solo sonrió mirándome.
—No se burlen— Los miré mal —Por cierto, Mikey-San te devolveré tu ropa cuando la lave... ¿Podrías decirme cómo ponerme en contacto contigo? — Pregunté un poco avergonzada, esperaba que no lo malinterpretara.
—Solo dásela a Draken— Se encogió de hombros.
—Ken-San ¿puedes darme tu número de teléfono? — Pregunté un poco avergonzada. Él asintió y me dio su teléfono. Escribí mi número allí y luego marqué para que su número quedará grabado en mi teléfono. —Gracias.
—Ven, compraremos dorayakis— Ken hizo una seña con la cabeza y los seguí.
Caminamos hasta un puesto de dorayakis y Mikey pidió 3. Pensé que eran para nosotros, pero él se los quedó y comenzó a comer uno. Draken pidió dos más y me entregó uno.
Nos sentamos en una banca del parque y en lo que terminamos de comer en un silencio que sentí un poco incómodo. Cuando acabé mi dorayaki, Mikey me extendió otro y a pesar de que me negué en un principio, terminé comiéndolo.
Draken compró refrescos y comenzó a hablar con Mikey de cosas que no entendía sobre la TouMan.
—Fue divertido, pero ya nos vamos— Dijo Draken mientras caminábamos de vuelta a donde estaba su moto.
— ¿Estarás bien regresando a casa sola? — Preguntó Mikey y me sorprendí un poco.
—Sí, descuida— Sonreí avergonzada —Nos vemos luego— Sonreí nuevamente y caminé dándoles la espalda. El sonido del motor de la motocicleta de Draken me indicó que ellos se alejaron.
Suspiré... Espero no haberme metido en la boca del lobo.
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La Emperatriz de TouMan (Tokyo Revengers)
Fiksi PenggemarDespués de una serie de eventos desafortunados, Hanae se encuentra sumergida en el peligroso mundo de las pandillas gracias a sus nuevos amigos Mikey y Draken. Luego de haber perdido a su familia, aprenderá más sobre la amistad y el amor. ¿La acompa...