Capítulo 3: Adicción.

261 16 37
                                    

Un hábito constante y peligroso en la conducta de una persona, consumo del que no se puede prescindir o resulta bastante complejo poder hacerlo, por dependencia psicológica o físico.

Las adicciones se cuelan al fondo de nuestra vida, para visualizar todos nuestros fantasmas, esos que están escondidos en nuestra mente hasta que llega algo para despertarlos, y no dejarlos dormir. Entonces te derrumban o los derribas, mejor aún aprendas a vivir con ellos en beneficio propio.

Él siempre fue un adicto, quien nos hizo mucho daño, no se cansó de hacerlo, hasta que la vida nos separó a los tres, ahora después de tanto tiempo me cuesta entender el pasado. Sin embargo, estoy intentando luchar con mis propios demonios, quizá en esa batalla lo comprenda y pueda perdonar las heridas que me causó.

***

Quince días trabajando para Conceptos y Bella Life. Mi mundo está de cabeza, es un lío que la vida me revolvió, sin siquiera darme cuenta, ahora ya es algo a lo que no puedo parar, o no quiero hacerlo. ¡Qué más da! Lo único que sé es que la culpa me persigue, pero es aún menor que el deseo constante que me causa la adrenalina de tenerlo cerca.

El demonio más grande de mi mente, se ha apoderado de mi cuerpo y ha hecho su santa voluntad con el ángel que acompañaba mis días. Ni santa ni diabla, solo una mujer que pensaba tener la vida resuelta, y ahora lo que menos quiere es cumplir esos planes que un día visualizo.

"Mi amor." La voz de Aldo interrumpió mis pensamientos. "En qué tanto piensas cariño." Acarició mi mejilla y sonrió.

Retire suavemente mi mejilla. "Ah no en nada. Me decías algo." Forcé mi sonrisa.

"Sí, ¿qué arreglo floral te gusta más para la iglesia?" Me mostró un catálogo de fotografías.

Empecé a ojear el catálogo, veía adornos espectaculares para la entrada de la iglesia y por dónde se suponía caminaría yo como la "gran novia enamorada", los veía y ninguno me gustaba, en ninguno de ellos me visualizaba, porque ahora era todo complicado, desde hace dos semanas Aldo ha cambiado, se ha interesado más por mí, por la boda, solo está esperando el día en que sea su mujer, mientras yo lo que más deseo es que no llegue ese momento. Cómo pudo cambiar tanto la perspectiva de mi vida, porque me dejé llevar por las garras de la sensualidad, la pasión… el ¿Amor? ¡Imposible! En qué líos te metiste Leticia.

"Entonces. ¿Cuál?" Volteé a ver a Aldo quien sonreía emocionado.

"Todas están tan bellas que no se qué elegir, a ti cuáles te gustan más." Suspiré.

"Definitivamente los alcatraces son tus favoritos." Asentí para él sin ánimo, mis flores favoritas eran las rosas. Porque desde antes no me di cuenta que Aldo no sabe nada de mí a pesar de conocernos desde hace cinco años, tener una relación de pareja de dos años y él ni siquiera sabe mis gustos.

Maldita sea porque a dos meses y medio de mi matrimonio me estoy cuestionando algo que antes no me importaba. Todo por él, quien llegó a voltear mi universo para quedarse solo por unas horas.

"Leticia mi vida." Me abrazo fuerte a su cuerpo y sentí la mayor de las incomodidades. "Iremos a ver el salón, después te llevaré a casa, necesito ir al estudio, pero a las 8:00 en punto paso por tí. Quiero que vayamos a cenar al mesón de San Diego." Beso mis labios tiernamente, lo que no provocó en mí absolutamente nada.

"Okey Aldo." Me separé cortésmente de él.

"Vamos." Tomo mi mano y la entrelazo con la suya, un simple gesto que no erizó mi piel, como cuando él lo hace.

La Fea Más Bella: Yo te prefiero a tí. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora