Capítulo 7: Pasado.

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Un tiempo anterior que siempre vuelve, que cada vez es más constante, y se queda en tu vida, para no irse jamás. Gracias a él eres, por él serás y si no lo enfrentas nunca podrás continuar.

Es el ciclo de la vida que una vez más me indica llanto, soledad, penumbras, tristeza, que recordar, no lo puedes jamás cambiar, aunque quisieras que fuera diferente.

El pasado es el fantasma que más me persigue, y que no me deja seguir.
Aún con esas huellas indelebles intenté continuar, pero hoy me siento más perdida que nunca, estoy metida en el peor laberinto, sin encontrar una salida perfecta, para liberar mis pasos de ese tiempo,  y unirme al verdadero sendero de un futuro prometedor.

***

No sé cuánto tiempo llevaba entre sus brazos, desahogando mi pena, el gran dolor que no me dejaba vivir.
Solo escuchaba sus palabras dulces, sus cariños me hacían llorar aún más, nadie me había tratado de esta manera, nunca habían estado a mi lado acompañándome después de esta terrible tempestad, que se creaba noche tras noche en mis sueños, día tras día en mi mente. Año con año en mi corazón, segundo a segundo en mi alma.

"Calma mi niña." Suspiró. "Todo paso ya, solo fue una pesadilla. Tranquila." Tomó mi cara entre sus manos y dulcemente limpio mis lágrimas. "Estoy contigo." Un escalofrío recorrió mi piel, un sollozo resonó en la habitación, y llevé aire a mis pulmones.

"No es una pesadilla." Cerré los ojos. "Es solo la realidad de mi pasado, que se repite una y otra vez. Y cada vez es más constante." Apoyó su frente con la mía.

"El pasado debemos siempre enfrentarlo, yo te ayudaré. Gracias a ese pasado hoy eres una gran mujer." Beso mis labios tiernamente.

"Un costo tan grande, no sé si valió la pena." Mis lágrimas no cesaban.

"Todo vale la pena si eres feliz." Sonrió tímidamente.

"Yo jamás podré ser feliz." Me abracé con fuerza a él. "No cuando vi como mi padre mataba a mi madre, y no pude hacer nada. No la pude salvar de las garras del infierno, no fui capaz de arrancarla de su demonios. No pude, tenía miedo, mucho miedo. Los gritos de mi madre todavía taladran mis oídos, las palabras de mi padre resonaron en mi vida y esa imagen no se borra con nada." Cerré los ojos y las imágenes como cuchillos llegaron a mi mente otra vez. "Ella estaba ahí inmóvil, bañada en sangre, cuando quise acercarme a ella no me dejaron."

Mi llanto era tan fuerte, a nadie le había dicho lo que aquella noche pasó con mi madre, como en ese instante cambió mi vida para siempre. Mi padre todos los días llegaba ebrio a casa, y lo único que sabía hacer era descargar su enojo, y estabilidad emocional con mi madre.

Erasmo Padilla desde que tuve uso de razón, lo único que hacía en casa era agredir, violentar, insultar y hacer menos a Julieta Solís. Mi madre, la persona más buena de esta tierra, no se merecía esa vida. Ella a pesar de todo lo malo que vivió irradiaba luz.

"Después de esa noche mi vida cambió para siempre, ese día fui tan feliz con ella, estaba cumpliendo 7 años. Me había hecho mi comida favorita, me dijo una, y mil veces cuánto me amaba. Después de cortar el pastel íbamos a ver una película, pero no pudimos, mi padre acabó con nuestra vida, y esperanza en un instante." Me abrazó fuerte y volteé a verlo, estaba sufriendo conmigo, podía ver el dolor en su mirada. "A mi padre no lo volví a ver, solo supe que meses después se suicidó en la cárcel. Desde mis 7 años a mis 18 viví en una casa hogar. Al salir de ahí trabajé en el banco de las Américas, y con ese sueldo conseguí un lugar donde vivir, y entré a la universidad, gracias a una beca, sabía que el mundo del modelaje no me iba a durar toda la vida, por eso estudié administración y finanzas. Después conocí a Carolina que siempre fue un apoyo para mí." Los sollozos retumbaban en su pecho. "A pesar que Carol estaba siempre a mi lado. Yo no podía olvidar mi pasado, en un verano fuimos a Acapulco, y había decidido que ese era mi final. Sin saber nadar me metí al mar, quería que arrasara con mi dolor. Pero no fue así, Aldo un compañero de la universidad me salvó la vida."

Y al salvarla también la hundió, desde ahí Aldo no se separó de mí lado, y con los días nuestra amistad creció. Él me ayudó a muchas cosas y a cumplir mis sueños dentro del modelaje, pago infinidad de cursos, gracias a él llegué a dónde estoy. Con el tiempo empezamos hacer roomies, me pidió ser su novia y creí estar enamorada de él. Yo no sabía que era el amor, y nunca lo supe hasta que apareció Fernando Mendiola.

Al momento en que Aldo me pidió matrimonio, le dije que sí, estaba muy entusiasmada, pensé que él era lo que siempre quise, pensaba que lo tenía todo a su lado, porque nunca tuve nada. Ahora me doy cuenta que es demasiado tarde para regresar el tiempo, y entender la diferencia entre el agradecimiento, el apoyo moral, la costumbre, a lo que realmente es estar enamorado. Dar la vida por alguien y que lo más importante sea el AMOR.

"Lo siento mucho." Tomó mi cara para que volteara a verlo. "Yo sé lo que es perder lo que más quieres." Cerró los ojos y juntó su frente con la mía. "Pero todo eso te ha hecho más fuerte, una mujer extraordinaria, que merece ser la más feliz del planeta." Sonrió débil. "Tú mereces todo Lety. Déjame dártelo. ¡No te cases! Quédate en el mismo infierno que estoy, y juntos construiremos el mejor de los paraísos." Susurró en un hilo de voz.

"¡Por favor, no te cases!"

Lo miré y pude notar su alma en mis manos, me estaba entregando su corazón, le había dado mi pasado.

Sabía perfectamente que no estaba bromeando, que esto que vivíamos no era un juego, aunque hubiera empezado de una forma atípica para los dos, era lo mejor que teníamos. ¿Qué se hace en estos momentos? Cambias una miserable vida 21 años, modificas tus últimos 5 años y te enfrentas a la mejor realidad que viviste en 3 meses.
Así de fácil es la vida, así de esta forma tan sencilla se deben tomar las decisiones.

La Fea Más Bella: Yo te prefiero a tí. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora