2- La envidia de Alzira

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Cuando la estrella oscura se hubo ido, la Reina Alzira llegó a la habitación del Rey. Ridan estaba asustado. Sentía mucho miedo de no poder lograr su plan. Lo que con un desprecio había comenzado, con maldad había continuado, pues la falta de la sabiduría es la abundancia de la maldad. En su semblante se reflejaba eso. Ridan sabía que su mal había crecido mucho. Alzira notó el desespero en el semblante de Ridan, y le preguntó:

-¿Qué sucede, Ridan?

-Naurim dará a luz al primogénito heredero del Trono de Maldovia -contestó secamente Ridan, con desaire.

En ese instante, la Reina Alzira se llenó de mucha ira. Ella no quería que hubiese un heredero que no fuese el hijo de su vientre. Pensar que una bruja malvada tendría al digno heredero en sus manos le causaba mucho enojo y rabia. Alzira no podía aceptar no ser la madre del futuro Rey de Maldovia. Entonces se llenó de envidia, y por tanto, de maldad.

-Tienes que quitarle la vida al primogénito heredero que ha de nacer. Solo así se romperá el lazo de sangre que los une. Si no lo haces, la criatura que tengo en mi vientre no podrá ser el Rey. Nuestro hijo no podrá levantar la corona del Príncipe Primogénito de la Mesa de Plata, y todos sabrán que no es el verdadero heredero, y quedarás en vergüenza ante los ojos de tu pueblo, y juzgarán muy vilmente sobre tu vida aún después de que hayas muerto -declaró Arem con mucha malicia en su corazón.

El Rey Ridan no había pensado en esa vergüenza: el legado después de la vida. Estaba tan cegado por el orgullo de su poder, que solo había pensado en que él perdería todo lo que tenía. Pero no había pensado en que ante los ojos de todos perdería también su dignidad, respeto y admiración. Cuando se vive con orgullo, se agoniza aún más la tristeza que habita siempre en los corazones. Ridan sentía como si un gran lago oscuro se hubiese apoderado de él. Su sensación era de estar ahogándose con mucho desespero. Sabía que ya no era digno de su corona, pero no quería aceptar una gran vergüenza. La Mesa de Plata revelaría la amarga verdad y la oculta mentira. La maldad de Duffimel le había ofrecido el camino que Ridan deseaba; todos desean el camino que oculta la vergüenza, maldad y falta de sabiduría. Todos desean eso, excepto los que han abierto su corazón a la verdad.

El Señor de la Canción Verde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora