Kuroo entró trastabillando, se golpeó el pie con el marco de la puerta, maldijo varias veces y levantó la tapa del baño violentamente para después vomitar dentro, y todo esto en cuestión de pocos segundos. Una vez hubo terminado, tiró de la cadena y se lavó la cara con agua fría.
«No pienso beber nunca más», se dijo, sabiendo perfectamente que no iba a cumplir la promesa. Después comenzó a desvestirse. Tenía que quitarse de encima el olor de la chica que acababa de marcharse hacía pocos minutos a toda prisa, abochornada y con el vestido a medio poner. Se quitó los pantalones y abrió el grifo sin retirar la cortina.
Kenma despertó con un grito al notar el agua empaparle el cabello y los calcetines.
Su compañero apartó la cortina, sin reparar en que estaba en paños menores, para encontrarse a su amigo ahí tumbado como un rollito de primavera.
—¿Qué coño haces ahí? —exclamó.
-Dormir -dijo y se quitó los auriculares-. ¿Tú qué haces en calzoncillos?
Kuroo parpadeó, perplejo, antes de responder.
-Pensaba ducharme.
Se quedaron en silencio durante un buen rato. Kuroo se tapó con una toalla y se apoyó sobre el lavabo, esperando que Kenma se explicara, pero eso no iba a pasar y lo sabía.
-¿Por qué estás...? No habrás pasado ahí toda la noche, ¿no? -Kenma asintió y Kuroo se peinó las cejas con frustración-. ¿Por qué?
-Nunca habías traído a nadie a casa.
-¿Cómo que no?
-Bokuto no cuenta.
-Bueno, soy un hombre adulto con ciertas necesidades. Esa chica era... -dejó de hablar al notar lo fastidiado que parecía estar su amigo-. ¿Tanto te molesta?
-Sí.
Kuroo frunció el ceño.
-Deja de comportarte como un crío, anda.
-No lo hago.
-Sí, sí lo haces.
-No.
-Pero, ¿por qué te molesta tanto?
-Es muy incómodo.
Kenma salió de la bañera y agarró una toalla pequeña para secarse el cabello.
-¿Incómodo? -Kuroo se cruzó de brazos-. Tengo derecho a traerme chicas a casa, Kenma.
-Te recuerdo que el piso no es tuyo, es nuestro. Yo también vivo aquí.
-¿No te parece un poco egoísta prohibirme tener sexo en casa porque te sientes incómodo?
Kenma se quedó paralizado al escuchar la palabra, y sintió que se ponía colorado. No dijo nada, dejó la toalla en la que estaba envuelto sobre el lavabo y se agachó para quitarse calcetines mojados.
-Y ahora pasas de responder. Qué maduro -le recriminó Kuroo.
-¿No dijimos cuando empezamos a vivir juntos que nada de chicas en el apartamento? -dijo entonces, inclinando la cabeza.
-Vamos, Kenma, eso fue hace años. -Sonrió con cierta nostalgia, pero su sonrisa se borró al ver los ojos entornados, casi felinos, de su amigo-. ¿Por qué no intentas traer tú a alguien? Igual cambias de opinión.
Kenma bufó de nuevo, abrió la puerta violentamente, y se encerró en su habitación, pero esta vez Kuroo no pensaba zanjar el asunto tan rápido.
Lo alertó un sollozo. Abrió la puerta, despacio, haciendo el menor ruido posible, y lo vio ahí, en la silla, con la cabeza escondida entre las rodillas. No quería violar su intimidad, pero no pudo evitar reaccionar.
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HAIKYUU - KuuroKen Timeskip Roomates
FanfictionKuuro y Kenma son adultos y viven juntos desde hace tiempo. Estas son anécdotas y situaciones cotidianas de su vida como compañeros de piso.