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Capitulo 3-.

—Camila—me nombró Ariana.

Había quedado petrificada debido a sus dichos. No podía ni siquiera pensar en que esos dos aparecieran sin Luis. Siempre fueron muy dependientes, y desde que él fue mandando a rehabilitación -injustamente- no habían aparecido hasta entonces.

—Es muy raro que hayan aparecido de la nada sin él—concluí asustada--¿Y si él volvió?—me pregunté mientras sentía mis rodillas temblar.

—No digas eso. Calma—me tranquilizó sobando mi espalda. Le quité la mano rápidamente y le grité que no me toque. De repente, mi cuerpo siguió temblando más frenéticamente y al mismo tiempo sentía como las lágrimas se agolpaban en mis ojos.

Delicadamente, me aferré a Ariana y la abracé dejando que las lágrimas fluyan incontrolablemente por mis mejillas.

Si él me encuentra, sé que querría terminar lo que no pudo hace dos años.

La tarde pasó volando y la noche se dejó ver envolviendo a Miami con un cielo oscuro y estrellado.

Mamá no estaba, se había ido a casa de una amiga. Como eran pasadas las nueve de la noche y aún no habíamos ni cenado, bajé con Ariana a preparar algo rápido.

Ya la mesa puesta, llamé a Steph que bajó rápidamente casi a la par mío. Los tres entablamos una charla entretenida y sin problemas que contar.

Claro, para los demás. ¿Para mí? ¿En qué me encontraba pensando? Sí, en Luis Felipe.

Recuerdo que era el ejemplo de belleza y encanto, pero poseía una forma de ser totalmente despiadada. Cabello oscuro, ojos intensos e hipnotizantes, piel pálida como marfil, labios rosáceos tentadores, y una sonrisa que ponía a quien sea de rodillas.

Si había algo que en su momento tuvimos fue química. Esa sensación única que sentía cuando su suave piel chocaba con la mía, sus besos y esa voz grave y suave… eran los ingredientes perfectos para caer ante él. 

Cuando fui a dormir, no pude pegar un ojo en toda la noche. Cuando quería conciliar el sueño, me era imposible no pensar en él. 

El despertador sonó, despabilándome.

Solo una maldita hora de sueño. Genial, ahora me dormiré durante alguna clase, lo único que me hacía falta en este día. Me levanté a duras penas y fui al baño a lavarme el rostro.

Al mirarme al espejo, mi cara se parecía a la de un zombie. Para disimular, me maquillé como todos los días. Base, delineador negro en cantidad, sombra azul que hacía resaltar mis ojos color marrón, y un toque de brillo en los labios. Me vestí con jeans rasgados color negro, una camiseta de Sex Pistols, Converse negras y mi chaqueta de cuero.

Me enganché algunas cadenas a mi pantalón y mientras bajaba las escaleras, me colocaba un cinto negro de tachas. Fui a la cocina y me encontré con que Ariana ya estaba despierta tomando un vaso de zumo de naranja. Sonreí y la saludé con un beso en la mejilla.

—¿Estás mejor?—pregunté hacia ella en lo que me servía cereal y leche en un tazón.

Ella asintió con una media sonrisa. Vi bajar a Stephanie ya vestida y al sentarse, bostezó. Planté un beso en su frente y le di su desayuno Antes de irnos para el instituto, le curé el ojo y el pómulo a Ariana, que increíblemente no estaban tan hinchados como ayer.

Ambos listos, saqué el auto, lo arranqué y nos fuimos a la escuela. Dejé a Steph como siempre y luego, mi amigo y yo nos fuimos.

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En química, no me separé de Ariana ni por un segundo. Claro que todos notaron los moretones de mi amiga, y puedo jurar, que lo oía susurrar hipótesis de por qué estaba así.

Como amaría que cerraran la boca y dejen de juzgarnos solo por nuestra apariencia, sacando conclusiones erróneas sin fundamentos. No quiero perder mi tiempo con ignorantes.

La clase se me pasó volando, porque cuando quise acordar, el timbre tocó. Levanté mis cosas y me dirigí para el aula de matemática. En el camino, una voz familiar me detuvo. 

—Camila—dijo mi nombre la voz de Lauren. Di media vuelta y bosquejé una sonrisa. 

—Hola Lauren—dije mientras se acercaba a mí. Casualmente, ella iba a mi misma clase.

En lo que nos sentábamos en pupitres contiguos, me preguntó el por qué de mi huida del día anterior, pero me cubrí diciendo que tuve una urgencia familiar no muy grave. Ella me contó un poco más de su vida, sobre su antiguo instituto y mudarse a otro lugar. Yo sabia lo que era eso. Cuando me mudé aquí, me era duro dejar mi ciudad natal, además de que no habría visto a Ariana nunca más; de no ser por su idea de que ella y su madre se mudasen con su tía Mary que vive aquí en una casa antigua.

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Lauren y yo salimos del salón cuando sonó el timbre que anuncia el almuerzo. Mientras íbamos caminando entre risas incontrolables, me topé con Ariana. Ella tenía una mirada extraña, casi como de desprecio.

hola!!!! bueno espero que les vaya gustando, porque tengo muchas cosas preparadas!!!! gracias por los votos y comentarios que hacen que de a poco la fic crezca

otra vez graciassssss y que tengan un lindo dia ahre

La sombra. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora