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Me quedé con Lauren en el parque un buen rato. Yo me senté en el pasto con las piernas cruzadas y ella se hallaba con su cabeza en mi regazo. En lo que ella se me quedaba mirando, yo jugaba con las puntas de su oscuro cabello, que a la luz del sol dejaba ver un reflejo casi castaño. Besé su frente y le dediqué una sonrisa.

-Me encanta que hagas eso-dijo cautelosamente.

-¿Qué cosa?-.

-Que me beses-.

Mordí mi labio y volví a aproximarme más a su rostro para posar mis labios en los suyos, produciendo así un beso prolongado y repleto de dulzura.

No sabía cómo, pero Lauren me hacía sentir tan segura, tan bien conmigo misma. Quizá yo también cause eso en ella, el tiempo lo dirá. Sólo quiero disfrutar de este momento.

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En la noche, casi no podía dormir. A pesar de que había estado con Laure , no podía dejar de pensar en Luis y en la amenaza. El miedo me invadió por mucho tiempo antes de caer en los brazos de Morfeo.

Al día siguente, me despertó un rayo de luz intenso. Miré la hora y justo al instante, el despertador empezó a sonar. Me paré de un saque de la cama y busqué algo de ropa del armario. Unas calzas térmicas grises, una camiseta fucsia, un suéter largo color negro con contornos de rombos color blanco y borcegos negros de cuero hasta abajo de la rodilla. Luego de alisarme un poco mi largo cabello y ponerme maquillaje, me puse un gorro de lana negro.

Ya lista, bajé a desayunar. Solo mamá y yo. Como todos los días, no nos hablamos en todo el desayuno. Me serví un poco de licuado de banana que hice solo para mí, y comí unas galletas con queso crema. Tomé mi tapado, me calcé los mitones y me colgué mi morral. Saludé a mamá con un simple adiós y me fui hacia la escuela.

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Cuando salí de mi última clase del día, vi mi reloj y eran las tres. Al separarme de Lauren, mi celular empezó a sonar. Al verlo, era de un número desconocido.

"Chicas, vengan ya mismo a los principios del bosque. Es sobre Luis Felipe. -Normani"

Es sobre Luis... Esa última frase me retumbaba en la cabeza. No pensaba esperar a Ariana para ir hacia allí, así que junté fuerzas y empecé a caminar las innumerables cuadras que me llevaban a los bosques. Tenía miedo. ¿Y si uno de nosotros ya había caído, como en la amenaza planteada? No, no pienses en lo peor Camila.

Corrí los dos últimos tramos que me quedaban para llegar. Ya allí, no me encontré con nadie. Miré hacia todos los lados posibles tratando de encontrar a alguien, pero no. Miré hacia uno de los árboles y vi algo que me crispó los nervios. Un pañuelo parecido al de la amenaza anterior. Me acerqué y lo tomé entre mis manos, y tenía una nota atada en una de sus puntas. La tomé y la leí instantaneamente.

-CAMILA-.

Oí que alguien gritaba mi nombre. Miré para aquella dirección donde se oyó la voz, y vi a Dinah.

-Dinah-dije cuando ya había llegado hacia mí. Se la notaba agitada.

-¿Y Normani?-me preguntó-dijo que nos encontráramos aquí.

-Sí, recibí su mensaje-respondí.

-¿Qué es eso?-dijo señalando lo que tenía en mi mano derecha. Se lo mostré y leí la nota en voz alta.

-Una menos. Quedan cuatro-dije con voz temblorosa-Dinah, fue una trampa para agarrarnos a una de nosotras.

De repente, oímos a Normani llegar corriendo.

La sombra. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora