CAPÍTULO CINCO.

1.2K 197 64
                                    

Jeonghan se encontraba atendiendo a un par de clientes cuando un conocido auto paró frente a su cafetería. La sonrisa que se formó en sus labios fue suficiente como para llamar la atención de los frecuentes comensales que se encontraban en su lugar.

—¿Llegó su enamorado, joven Yoon?—Cuestionó el hombre de la tercera edad a quien Jeonghan había atendido junto a su esposa por años y a quienes apreciaba por su amabilidad y dulzura.

Aquel comentario fue suficiente razón para sentir su rostro arder y traer de vuelta a la realidad al chico, pues apenas era consciente de esa expresión involuntaria que se había formado en sus labios al ver el auto de Joshua y a éste bajando de él.

Sin responder a la pregunta, se disculpó apenado con aquella pareja antes de caminar hacia el chico que ya estaba atrayendo miradas gracias a su atractivo físico, sonrisa radiante y lentes oscuros.

—Hannie, luces tan increíble como siempre—Joshua dijo con sinceridad conservando aquella sonrisa que lograba robar muchos suspiros.

Jeonghan devolvió el gesto y no pudo evitar recorrer a su amigo con la mirada, cosa que por supuesto el mencionado notó.

—Tú también luces bien, Shua. Es extraño verte con ropa más casual y no con traje—expresó sin poder borrar esa sonrisa de su rostro.

—Bueno… es que luego del trabajo decidí ir a casa a cambiarme la ropa por algo más cómodo, pues estaremos caminando un buen rato por los lugares que tengo en mente. Espero que eso no te moleste.

Jeonghan negó enseguida—para nada. Yo disfruto mucho caminar y creo que eso me hace falta para distraerme. Además tú y yo nunca hemos salido y creo que tenemos muchas cosas por hablar.

Joshua sonrió ante aquello—en ese caso, me alegra ser de ayuda para distraerte. ¿Has tenido mucho trabajo?

Jeonghan asintió—estas épocas de invierno siempre son de mucho trabajo, así que siempre estamos ocupados. Ahora más aún que acabo de perder a una de mis mejores reposteras por su embarazo—expresó afligido.

—Bueno, pues cuando quieras puedo ayudarte. Solo tienes que llamarme.

Nuevamente, aquella sonrisa se amplió—yo no podría pedirte eso, Shua. Tú eres un hombre ocupado.

—Si una persona organiza bien sus actividades, hay tiempo para todo, Han. Además, para mí es todo un placer ayudarte, y recuerda que dijiste que soy bueno decorando pasteles—expresó con diversión y Jeonghan rió antes aquellas palabras.

—Claro, lo eres. ¿Hay algo que no hagas bien, Joshua Hong?

—Por supuesto, pero eso sólo me hace querer mejorar en ello.—Explicó confiado, pensando que pronto conseguiría aquello que más deseaba y que estaba justo frente a sus ojos.

Jeonghan sonrió una vez más, y luego de avisar a sus empleados que se tomaría el resto de la tarde libre, subió al auto de aquel atractivo chico para partir a su destino.

Pasaron horas en las cuales visitaron costosos y amplios departamentos en la zona. Jeonghan no pudo evitar emocionarse con los mínimos detalles, pero al mismo tiempo aconsejaba a su acompañante acerca de las ventajas y desventajas de cada uno.

A decir verdad, Jeonghan había ingresado a la escuela de arquitectura hacía algunos años. En realidad aquello era lo que desde pequeño anhelaba, ser como sus padres; no obstante, las cosas cambiaron de rumbo cuando, al visitar una pastelería famosa en Seul en un viaje junto a Seungcheol, Jeonghan había quedado maravillado con todo lo que presenció.

Su novio no dudó ni un segundo en animarlo cuando Jeonghan decidió que quería aprender repostería, de hecho, con los ahorros que tenían, ingresó a un curso pequeño que le dió suficiente para crear sus propias recetas que, con humildad, comenzó a vender a sus vecinos, amigos, familiares y conocidos hasta que poco a poco el negocio fue creciendo para convertirse en lo que era actualmente, y aunque Jeonghan se esmeraba por aprender cada día más, las personas que visitaban su cafetería podían casi jurar que sus postres y bebidas eran las mejores de la ciudad.

1+1=3 ✨JiHanCheol💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora