CAPÍTULO DOCE.

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La noche transcurría rápida y cómodamente. No solo por el hecho de que ambos se habían extrañado entre sí, más bien, fue porque tenían tan buena química que aquello hizo el trabajo más ameno y pronto ya tenían casi todo listo.

No obstante, había algo que preocupaba a Joshua, y es que Seungcheol no había llamado ni a él ni a Jeonghan y eso le hacía preguntarse si aún seguía en la oficina o si estaba bebiendo en algún lugar solo o algo así. Además, Jeonghan no podía esconder la misma preocupación en su rostro y eso por supuesto que le inquietaba.

—¿Estás bien?—Joshua cuestionó al chico quien parecía estar en cualquier parte excepto en el pastel que se supone había comenzado a decorar hacía unos veinte minutos.

—Oh, claro, estoy bien—Jeonghan respondió, aunque no muy convencido.

—¿Estás seguro?

Jeonghan suspiró—No, Shua. La verdad es que me siento mal, estoy triste, preocupado, molesto. No lo sé…

—¿Qué sucede?

—Es que… creo que mi novio ya no me quiere, y Shua… me duele mucho—dijo antes de derramar un par de lágrimas traviesas.

Aquello hizo que el corazón de Joshua doliera, pues él más que nadie sabía el por qué Jeonghan estaba diciendo eso, pero no podía desistir, no cuando estaba a punto de lograr su objetivo. Así que sólo le quedaba acelerar las cosas para cambiar esa angustia por felicidad.

—¿Es eso posible? Hannie, nadie en su sano juicio dejaría de quererte a ti.

—Es que… esta semana ha estado tan distante conmigo. Él me dijo que estaría muy ocupado con el trabajo, pero no al punto de desviar mis llamadas, ignorar mis mensajes y evitarme en casa. No sé qué ha pasado, pero sólo puedo pensar en lo peor, en que quizá él encontró a alguien más. ¿Recuerdas que te hablé de Jisoo? No he dejado de pensar en eso y-

—Suficiente—Joshua interrumpió.—No te hace bien pensar en eso ahora. Está claro que quizá él no ha hecho las cosas de la manera correcta contigo, pero no deberías sacar conclusiones apresuradas. Ya sabes, han estado juntos tantos años y no creo que él haya dejado de quererte así nada más.

—Es justamente por eso que me atrevo a pensar todo tipo de cosas, Shua. Por el tiempo que llevamos yo lo conozco lo suficiente y sé que me oculta algo. Quizá sí estoy exagerando al pensar que puede estar engañándome, pero… algo no está bien y eso es seguro.

—Como siempre te lo he dicho, lo mejor es hablar las cosas. Pensar y pensar a veces es malo porque tu propia mente puede jugarte sucio. Así que, ¿por qué no mejor hoy te concentras en esto, en el trabajo que tienes pendiente y luego, cuando te hayas quitado este peso de encima hablas con él? ¿Eso te parece bien?

Jeonghan sonrió ligeramente. No sabía cómo, pero Joshua siempre lograba sacarle una sonrisa aún en momentos como ese, no obstante, aquello no era suficiente. No esta vez.

—¿Sabes qué es lo que me duele más? Que él hizo la promesa de ayudarme este fin de semana, es decir, tú ni siquiera tendrías que estar aquí desperdiciando tu noche de viernes.

—¿Pero qué dices? Esto para nada es molestia para mí. Ya te dije que yo disfruto mucho ayudarte y me encanta hornear y decorar pasteles contigo.—Dijo con una sonrisa, tratando de evadir el tema de Seungcheol, cosa que pareció funcionar un poco, pues Jeonghan devolvió la sonrisa antes de acercarse y envolver a Joshua en un abrazo que fue correspondido de inmediato.

—En serio no sé qué haría sin ti, Shua.

—No hace falta que pienses en eso tampoco porque yo no pienso irme a ninguna parte. En serio extrañé mucho hablar contigo esta semana, así que es un gusto para mí estar aquí contigo.

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