CAPITULO SIETE.

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Justo cuando Joshua pensaba que cumpliría una de sus muchas fantasías, su teléfono celular vibró en su bolsillo haciéndole volver a la realidad.

Se alejó de inmediato sólo para darse cuenta de que era Jeonghan quien llamaba, así que dió a Seungcheol un beso en la mejilla como parte de su reto y se disculpó para alejarse un momento mientras sus compañeros gritaban de emoción por el intenso momento.

—Hannie, ¿todo bien? Es tarde.—Expresó fingiendo estar extrañado, pues sabía lo que Jeonghan estaba haciendo en ese momento gracias a Seungcheol.

—Perdón por llamar tan tarde, Shua. ¿Estabas ocupado?—Jeonghan cuestionó apenado.

—Claro que no, ya te dije que para ti siempre estoy disponible. Pero dime, ¿está todo bien?

—Sí. Tan sólo quería distraerme un poco y quería platicar contigo.

—¿Distraerte?

—Bueno… es que como te dije la vez que nos vimos, tengo mucho trabajo y justo ahora estoy en la cocina de mi cafetería haciendo algunos pedidos, pero quise tomarme un respiro, espero que no te moleste.

—¿A esta hora, Hannie? Pero son las tres de la mañana.

—Lo sé, pero es que quiero entregar esto lo más fresco posible. Me interesa mucho que mis postres lleguen perfectos al evento.

—Es por eso que tanta gente ama tu trabajo, porque lo haces con amor—Joshua dijo con una sonrisa, sin darse cuenta de que arrastraba sus palabras debido a su estado de ebriedad.

—¿Estás ebrio, Shua?—Jeonghan cuestionó extrañado.

—Un poco, sí. Quise ir a divertirme un rato y supongo que se me pasaron las copas.—Explicó con diversión, recordando lo que había sucedido con Seungcheol hacía unos minutos.

—¿Pero te encuentras bien? ¿Cómo vas a regresar a casa? Dime que no vas a conducir.

—Para nada, dulzura. Volveré en un taxi. ¿Pero necesitas ayuda en tu trabajo?

—No…

—¿Me llamaste para pedirme que fuera a ayudarte, Hannie?

—Bueno… yo estaba considerando lo que me dijiste la otra vez sobre ayudarme y pensé que quizá… no olvídalo—dijo, interrumpiéndose a sí mismo.—Lamento haberte molestado, Shua. Sigue divirtiéndote.

—Ahora que me has dicho lo ocupado que estás no creo poder estar tranquilo sabiendo que no vas a ir a casa esta noche. Déjame tomar un taxi y voy para allá.

—No, Shua. Mejor ve a casa, estás ebrio.

—Aún soy consciente.

—Mejor aún, así llegarás bien a casa. Sólo promete llamarme cuando llegues.

—De acuerdo—dijo resignado.—Y tú llámame a mí si decides cambiar de opinión o cuando llegues a casa.

Jeonghan sonrió—claro que sí, Shua. Que descanses.

—Y tú.

Dicho aquello, la llamada finalizó y Joshua liberó un suspiro antes de adentrarse al lugar, pues aunque deseaba estar con Jeonghan, la situación era la misma con Seungcheol y más después de lo que casi había sucedido.

El chico en cuestión se encontraba en su mismo lugar bebiendo y riendo con algunas personas, al parecer el juego de retos había terminado para dar paso a una conversación divertida que provocaba ruidosas risas.

En cuando la mirada de Seungcheol se cruzó con la de Joshua, una amplia sonrisa se formó en sus labios antes de que hiciera una seña con su mano para invitarlo a sentarse junto a él. Joshua obedeció enseguida devolviendo el gesto y se acercó a aquel grupo de personas, aunque sus ojos no podían dejar de enfocar aquellos labios que había estado a punto de probar hacía unos minutos.

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