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Capitulo 28:

—¿Es una broma, Ni-ki?

—No lo es.

Lleve mi mirada a Ni-ki y luego nuevamente la corrí a la cabaña que se encontraba frente a nosotros.Una pequeña pero linda cabaña junto a un gran lago, rodeada de árboles de cerezos.

Ni-ki tomó mi mano arrastrándome por el sendero de tierra. Casi tropiezo con una roca, dejando de lado éso, sin duda era una escena romántica de un K-drama o una historieta.

—Aún no lo entiendo. Hasta lo que yo sabía, iríamos al cine.

—Es fácil de entender... alquile la cabaña y nos quedaremos dos días—soltó mi mano para sacar las llaves de su mochila, su intento de verse cool fracasó en el momento que las llaves terminaron en el suelo.

—Eso sí lo entendí, bobo. Pero no entiendo porqué estamos aquí, ni tampoco como es que mamá y papá te dejaron traerme siendo ambos menores de edad y sin una pisca de responsabilidad.

—Habla por ti—me observó manteniendo una sonrisa y  sosteniendo las llaves en su mano derecha—solo relájate y ya.

—Esta bien.

Pensándolo desde otro punto de vista, no estaba mal. Pasaría dos días con el chico que me gustaba, en una linda cabaña, rodado de un lindo paisaje, el lindo cantó de las aves, un lago donde nandaríamos y...

—¿Tienes pensado nadar?—me deje caer en el sofá, Ni-ki asintió sentandose juntó a mi—no sé nadar.

—Lo sé.

—¿Que haré mientras nadas? ¿Observar?

—¿Qué tiene de malo? Podrás admirar mi hermoso cuerpo.

—Deja de bromear, Ni-ki—él rio y me rodeo con sus brazos—¿Me enseñas a nadar?

—¿Quieres que te enseñé? no soy un buen profesor.

—No me importa, será divertido.

—Corres el riesgo de morir—advirtio.

—Tú no me dejarias morir ¿me enseñarás?

—¿Qué me darás cambio?—preguntó mientras me sentaba sobre sus piernas. Yo como repuesta, lleve unos de mis dedos a mis labios—¿Creés que puedes convencerme con besos?

—¿No puedo?

—Sí puedes.

[...]

—No, no puedo—hable aferrado al torso de Ni-ki.

No habían pasado ni cinco segundos y ya deseaba salir del lago.

—¡Vamos! No decías lo mismo anoche.

—Anoche no estaba en un lago súper hondo con pirañas—trepe un poco más sobre el cuerpo del menor.

—¿Tienes complejo de mono?

Golpee la cabeza de mi amigo, quién soltó una carcajada mientras iba adentrándose más en el agua.

—¡No, no lo hagas! Tengo miedo de morir.

—No morirás—paso sus brazos por mi cintura y me apegó a él—estarás bien, hyung.

—No me sueltes.

—Te perdí una vez, ahora que te tengo no te perderé de nuevo.

Una sonrisa se formó en mis labios, era imposible no sonreír cuando estaba con Ni-ki. Ese era su efecto en mí, me hacía sentir feliz.

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