Paseo familiar

9 1 0
                                    

¿Cuántos cazadores se necesitan para cambiar una rueda? Respuesta correcta: no hay un número determinado. Por eso mientras los chicos hacían eso yo esperaba a mi novio y a mi hija en el coche con los gritos de odio de fondo musical. 

Llevábamos más de un día de viaje sin el menor percance. La supuesta misión suicida no parecía ser más difícil que un paseo en familia con algún ataque puntual de zombies sin alguna extremidad por la descomposición de su cuerpo. Quitando el hecho de que la travesía es terrible por la falta de carreteras fiables, estaba siendo más ameno de lo que nos prometieron.

-¿Pero qué hacéis ahí delante?- le pregunté a Esperanza y a Rius.

-Nada amor, que tenía que ir al baño.

Mi pequeña le dio un ligero golpe en las costillas nerviosa.

-Es una necesidad humana peque, no tienes porqué avergonzarte.

Sonreí ladinamente. En el fondo seguía siendo una avergonzada niña pequeña. Mi pequeña avergonzada niña pequeña.

Cuando ambos entraron en el coche me dispuse a desperezarme y gritarles a los chicos. Empezaba a molestarme el retraso. En cuanto saqué la cabeza me di cuenta de porqué tardaban tanto y mi humor tuvo que desaparecer.

Zombies, muchos zombies. Silenciosos y numerosos zombies. ¿Veinte? ¿Veintitantos? ¿Poco más de treinta? El número era sinceramente lo de menos, lo que de verdad asustaba era la parte de silenciosos.

-Si son silenciosos son más inteligentes- comentó Rius-. No hay ni un animal que sea listo y ruidoso.

Pensando en mis ruidosos amigos proteos esa teoría tenía mucho sentido.

Mi pollito salió corriendo del coche y me ordenó a duras penas que cuidara de nuestra hija. Vi con cierto orgullo cómo se transformaba en un animal grande y peligroso y cómo se unía a Mike y Trolli, que mantenían a regla la primera línea de no vivos. Me alegraba saber que aún sabíamos cómo pelear mano a mano. Hacía mucho tiempo que no actuábamos juntos de esa manera, habíamos estado ocupados con nuestros proyectos personales, de los que de hecho, se podían ver sus frutos.

Mientras algunos utilizaban sus habilidades de proteo para proteger a los que estaban cambiando (aún) la rueda otros estaban luciéndose. Sparta y Eco manejaban unos monstruos que habían aparecido de la nada. Era sorprendente lo bien que Andrés podía controlar a un bicho de esos sin tener la conexión de las sirenas. Si no fuera por la situación incluso me daría mi tiempo para estudiar bien cómo lo hacían.

Pero poco a poco iban apareciendo más zombies. Ni siquiera los monstruos con forma de víbora peluda que Eco había llamado eran suficiente para hacerles frente, y eso que eran feos, peligrosos y con muy mala uva. Lo tenían todo para ser considerados una amenaza.

-Esta mierda ya está ¡vámonos!-ordenó Mayo en cuanto acabó de arreglar la rueda de coche de Eco y Sparta, que al ir los primeros habían pinchado con un obstáculo. 

Todos corrieron a sus coches menos algunos de los proteos, incluyendo mi pollito, que se quedaron para tomar una forma aún más grande y peligrosa de lo normal para abrirnos camino. Su técnica fue rápida y efectiva, justo lo que necesitábamos. Se habían vuelto muy buenos en lo suyo en estos últimos años. Nos habían dado vía libre para seguir.

Con una agilidad respetable Flex entró en el coche en forma de un animalillo del bosque. Nada más plantar una pata en el asiento se transformó en sí mismo. Estaba cansado pero sano y salvo, ni un rasguño. Quizás por ello me quejé un poco por haberse ido de su sitio asignado. Rius había ido al coche que compartía con Flex para no frenar la marcha. Ahora estaba solo. 

Hombres: un AU de los Compas (Monstruos 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora