Entrenamientos que no hacen mucha gracia.

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-¿Entonces?¿Aceptas?

Vi como asentía con gran alegría e iba a abrazar a su amigo Pongo, que la ayudaría en su nueva labor. Ambos estaban emocionados con su nuevo cometido. Me alegré por ellos.

Después de años trabajando en la paz entre Sirenas y hombres por fin podían verse los frutos, y ahora esta Sirena podrá trabajar como entrenadora en la Academia.

Ese fue un debate que tuvimos con los jefes al ir a informar del regreso de ___. Costó hacer que aceptaran, pero les convencimos al decirles que era capaz de evitar que nos atacara cualquier monstruo. Cosa que ahorraría muchas muertes innecesarias.

-Pero tendrás que aguantar algunas pullitas- advirtió Víctor-. Todavía os tienen pavor- añadió señalando a Cinco y a Esperanza, ya que Lily se tuvo que ir a responder varias preguntas en el Consejo de Generales, pero dejó a Boby con la niña jugando.

-Después de todo lo que hemos vivido no me voy a hechar atrás por unos simples insultos- dijo con total tranquilidad la Sirena-. Te recuerdo que yo me he enfrentado a todos y cada uno de
los Monstruos que aparecen en mis libros.

-¡Y con un par!-añadió sonriendo Flex.

Vi la hora mientras seguían hablando de las hazañas vividas en los últimos años y me di cuenta de lo tarde que era, y al día siguiente había que trabajar.

-No es por ser un aguafiestas...

-Trolli, tú siempre lo eres- me contestó Mike, a lo que yo le miré mal.

-...pero son las 10:30. Y mañana hay que trabajar.

Algunos asintieron pesarosos al recordarlo y empezaron a recoger bajo la triste mirada de Esperanza, que ahogaba a Pelusa entre sus brazos.

-¿Os vais ya? Pero si hace poco que estamos todos juntos...

-Tienen que trabajar mi amor-intentó animarla Rius.

-Pero...

-Tranquila, volveremos a vernos pronto-le aseguré mientras salía de la puerta.

Vi como sonreía y cerré la puerta tras de mi. Me partía el corazón dejar a mi sobrinita así de triste, pero después de todo lo ocurrido tenía la sensación de que nos veríamos más a menudo.

Entré en mi coche, donde ya me esperaba Mike en su forma humana mirándome aburrido. No sabía cómo había llegado tan rápido, pero decidí no darle muchas vueltas a ese misterio.

-¡Ve más rápido vinagrito!

Dicho eso seguí a mi ritmo hasta llegar al coche. Me encantaba molestarlo.

Fuimos directamente a casa: un piso algo pequeño pero acogedor, casi céntrico en la ciudad. No era mucho, pero ni Mike ni yo necesitábamos mucho más para ser felices. Ni casas rurales como Sparta y la familia feliz, ni ultramodernos como la de Mayo y Víctor. Hogar dulce hogar.

-¿Crees que todo irá a mejor con las chicas aquí?

Miré a mi compañero comprendiendo a lo que se refería. Desde que nos fuimos del Campamento habíamos estado un poco dispersos, cada cual a su bola. Además de que después de huir con tanta prisa y llegar a la Última Ciudad con pocas posibilidades de rehacer
nuestras vidas, nos habíamos topado con una gran crisis humana en la ciudad por culpa del ejército del Titán.

-No lo sé-respondí sinceramente-. Pero al menos tendremos más posibilidades de sobrevivir con ellas.

Asintió concorde a la respuesta. Se le veía pensativo tras haber entrado al coche. Algo raro en él, que solía sonreír siempre.

Hombres: un AU de los Compas (Monstruos 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora