El cuarto.

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Dejé que Esperanza me explicara todo después de colocar a Eco en mi cama y asegurarnos de que estaba bien. Y también después de arreglar el cuarto y hacer que parezca el de un adulto y no el de un adolescente. Soy un desastre para la limpieza.

Mientras me lo contaba me sorprendió que se hubieran reunido los jefazos de arriba para finalmente pedir ayuda a las sirenas. La presión del peligro que se avecinaba había podido con su orgullo de Cazadores. Eso me alegró. Y después del día de mierda que había tenido eso significó mucho para mí salud mental.

-Y eso es lo que...- Esperanza bostezó y se quedó dormida en el borde de la cama de sopetón.

La miré tiernamente, la llevé a la habitación de invitados y la arropé en la cama. Era muy dulce e inocente. Y también sorprendentemente parecida a Timba. ¿De todas sus cualidades se le tuvo que pegar la de dormir en cero coma?

-Descansa pequeña...

Esperanza mujió un poco y se movió por la cama. Sonreí y fui de nuevo a mi cuarto a ver cómo estaba Eco. Necesitaba cuidarla.

Le quité la armadura con cuidado de no despertarla para que estuviera más cómoda, no quería que su primer recuerdo fuera estar incómoda en una cama desconocida.

Vale, ha sonado fatal. Pero es que la cosa era así.

Después de asegurarme de que estaba cómoda saqué las cartas sin firma que me dedicaba cada mes. Necesitaba algo de su positivismo ahora mismo.

"Hola Andrés,
Me alegro de que hayas podido hacer uso de mi libro. Eso me hace muy feliz..."

"...¿Te acuerdas de la Sirena que se pasó hace un mes y que no hablaba? ¡He conseguido que empiece a hacerlo! Como tu hiciste conmigo, aunque fue a las malas..."

"He visto una familia de Rompetechos que se parecía sorprendentemente a vosotros. ¡No te haces una idea de la similitud que había!

Sonreí. Me gustaba su forma de intercalar pequeños recuerdos o frases cariñosas.

"...Te echo de menos..."

Esa frase me quemó por dentro. Yo también la echaba de menos.

-No hablabas mucho... Pero escribías lo que no decías... Has acabado con tres amazonas con todo el papel que utilizabas, pero merecía la pena.

Me puse nostálgico en un instante, pero recordé que alguien tenía que hacer la cena y me dispuse a ello. Esperanza comía mucho. Y para qué mentir, yo también.

Me habría puesto a ello si no hubiera sido porque escuché movimiento en la cama. Eso hizo que me olvidara del hambre que tenía de refilón.

Me giré asombrado y me senté veloz como un rayo en el borde del colchón. Esperé a que Eco despertara. Estaba impaciente.

-Mmm...

-¿Eco? Digo, ¿___?

Abrió los ojos y me miró asombrado. Echaba de menos esos iris castaños.

Dio un grito y se puso en la otra punta de la cama. Parecía asustada, tremendamente asustada.

Pues no ha ido muy bien la cosa.

De repente me acordé de que ella no tenia todos los recuerdos por culpa de las Brujas, y eso me entristeció un poco...  Pero me tragué las lágrimas y la miré con cariño, tenía que ayudarla ahora que me necesitaba más.

-Hey... Tranquila...-le susurré intentando sonar lo menos amenazador posible.

Me miró curiosamente. Por un momento me recordó a la chica que conocí. Iba a acercarme cuando se tocó la cabeza con dolor: el golpe de Boby había sido bueno al parecer.

Hombres: un AU de los Compas (Monstruos 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora