Fue un horror la operación. Jamás me había enfrentado a algo así. Mucho menos lo había hecho con tan poco material sanitario.
Prácticamente todo lo que teníamos era lo necesario para hacer un traspaso de sangre y para extraer (con algo de brusquedad) las astas gigantes que atravesaban el cuerpo del pobre Trollino. Mayo se encargaba de esa tarea mientras yo estabilizaba y motorizaba sus constantes y/e ____ favorecía la recuperación de las heridas. Un proceso tedioso que nos estaba chupando las energías. Hasta Raptor, que era el donante de sangre lo estaba pasando mal. Tenía que estar sintetizándola continuamente. Las pérdidas de Trolli eran astronómicas.
Nos habíamos puesto a la tarea inmediatamente, aislándonos del mundo y sin pensar en nada más que no fuera eso. Si hubieron más ataques lo ignorábamos, pero nada nos interrumpió mientras hacíamos nuestro trabajo. Gracias a ello acabamos una o dos horas antes de que anocheciera.
Una vez que ____ (prefiero llamarla así la verdad, Eco es demasiado impersonal y ahora mismo necesito algo de cercanía) se desconectó de Trolli el trabajo finalizó. Le iban a quedar unas marcas horribles por todo el cuerpo, unas que le iban a recordar el mal trago, pero no podíamos forzar más su cuerpo, ahora no. Ya era suficiente con que le habíamos salvado la vida. Eso y que con un poco de descanso podría volver a la partida sin secuelas demasiado graves (quizás algo de retraso por el cansancio o algún dolor puntual). Había sido un milagro de la ciencia.
Mayo y/e ____ se fueron a dar la buena noticia mientras yo le quitaba los tubos a Raptor. Tras eso se tiró al suelo apoyando su espalda al vehículo. Estaba agotado.
-Nunca había tenido que donar tal cantidad de sangre de una...
Asentí mientras me tiraba a su lado. No tenía energías, me dolía la cabeza horrores, notaba cómo me iba saliendo un hilo de sangre de la nariz. Incluso con todos mis años de sirena experimentada eso había sido demasiado para mí.
-Toma Shiro- me dijo Raptor mientras me pasaba un pañuelo.
Le agradecí con una sonrisa y me recosté en su hombro. Necesitaba dormir de inmediato o mi cabeza iba a estallar allí mismo. No soñé con nada.
Desperté en mitad de la noche con una manta por encima. Aún estaba en la misma posición con la que me había dormido, pero se habían asegurado de que ambos estuviéramos calentitos. Además habían dejado un paquete con comida y bebida a mano para que recuperáramos fuerzas. Me dio igual que estuviera fría, a mí me supo a gloria.
Al poco Raptor también se despertó y se unió a mi fiesta de deleite de ese manjar. Ambos estábamos hambrientos.
Con algo de pereza me levanté para ver cómo iba Trollino, al que habíamos dejado en la misma posición en la que nos lo habíamos encontrado cuando sufrimos el ataque. Pensamos que lo mejor era no moverlo.
Al asomarme por la ventanilla me encontré conque no estaba.
-Se lo habrán llevado con el resto.
Seguí a Raptor bostezando hasta donde habían montado un campamento provisional el resto de los Compas. Exceptuando por Rius y Trollino todos estaban profundamente dormidos.
-¡Trolliiiiii!- gritó Raptor mientras corría a abrazarlo.
No podía creerme lo tonto que era el reptil inútil. Se había lanzado sobre el adolorido hombre sin tener en cuenta que había sufrido una larga operación hacía unas horas. Que vale que ____, Mayo y yo éramos los mejores, pero aún así debería ser más cuidadoso con él. Además de que podría haber despertado al resto de Compas (gracias a Dios estaban súper dormidos, ni se movieron).
Con mucha rabia pero poca fuerza se separó de su amigo reptiliano. Por su cara le dolía hasta el alma. Me compadecía de él.
-Yo también te quiero... Pero joder Raptor...
Sin más que añadir empezó a acariciarse las cicatrices que le habían quedado del ataque. Tal y como sospechaba iba a sufrir durante un tiempo, esperemos que sólo por un tiempo.
-Trolli por el amor de Dios, no te las toques- le ordenó Rius-. Como se te abran te mato yo mismo.
Todos nos miramos sin poder seguirle la gracia. Por poco algunos de nosotros casi nos vamos a la otra vida y de formas tan horribles que sólo me hacían pensar en la suerte que teníamos; sobretodo Raptor y yo, que tan sólo nos habían echado de la carretera para estrellarnos contra un árbol. Los daños fueron mínimos (aunque el capó quedó hecho trizas por el impacto, así que iba a ser imposible poner en marcha ese coche), y tanto Raptor como yo salimos prácticamente ilesos del choque. Pero pensando en otros casos se me revolvía el estómago.
¿Qué hubiera sido de Mayo y Víctor si no hubieran sido salvados por Mike? ¿Qué hubiera sido de Rius si no hubiera llevado el cinturón de seguridad puesto por las prisas? ¿Qué hubiera sido de Sparta y de Eco si no tuvieran a una sirena de alto rango que parara al caballo esquelético que amenazaba con romperles la cabeza de una coz? ¿Qué hubiera sido de Trolli si no hubiera sido por los esfuerzos de Eco, Mayo y míos?
Estábamos teniendo demasiada suerte. Demasiada chiripa. Demasiado poder de la amistad o del guión o no sé cómo llamarlo. Los zombies eran más ágiles, las brujas más creativas y no quería ni pensar en los monstruos.
Hablando de monstruos: ¿dónde estaba Chispitas?
Le pregunté a los chicos por mi monstruo. Ninguno lo había visto desde que hicimos la guardia el día anterior. Eso me puso en alerta enseguida.
Busqué como una desgraciada por todas partes a mi querido monstruo. Tras comprobar que no estaba en el campamento fui a buscar en el coche en el que estaba en el atentado. No había rastro de Chispitas por ninguna parte.
A punto de desesperarme llegó Raptor con una masa envuelta en una tela. Intentaba acunarla con cariño. En cuanto me conecté al ser que sujetaba supe lo que había sucedido. Chispitas había salido despedido del vehículo en el choque. Aunque la masa de pelo que tenía le había amortiguado parte del golpe, había recibido una gran cantidad de daño, la mayoría interno.
Corrí con Chispitas en brazos hacia Eco, que dormía como un tronco en brazos de Sparta. La zarandeé con ganas, conseguí despertar a ambos de una. Casi instantáneamente se conectó a mi monstruo y empezó a tratarlo. Sparta y Raptor hicieron lo que les ordenábamos sin chistar.
Desgraciadamente no pudimos sacarlo adelante como Trollino. Estábamos exhaustos. Así sólo pudimos darle una muerte dulce, indolora.
-Lo siento tanto Shiro- lloraba ____ mientras me abrazaba. Ni siquiera tuve fuerzas para negarme al contacto. Mi monstruo, mi otra parte había fallecido.
Tanto Raptor como Sparta se quedaron con nosotras hasta que tuvimos que ponernos en marcha por la mañana. En ese momento el reptil me llevó con él a revisar la comida y el resto de material que había sobrevivido al ataque. Ninguno dijo ni una palabra.
No había ni un coche que pudiera ponerse en marcha: aplastado por un caballo esqueleto, atravesado con miles de astas de madera, con el motor hecho trizas por el impacto, aplastado como una lata, combustionado o dado la vuelta. Parecía un accidente de "Destino final".
Recogimos todo lo necesario para continuar y nos pusimos en marcha.
No les dijimos nada de la muerte de Chispitas, pero Rius y Trollino habían atado cabos y parecían compadecerse de mí en silencio. Agradecí que no me hablaran. No era momento de duelo. Así que continuamos con la marcha con algunas intervenciones de monstruos, pero estábamos muy enfadados así que daba igual quién viniera, nos los cargábamos enseguida.
Todos luchaban por su casi muerte, yo por la pérdida de mi otra parte.
ESTÁS LEYENDO
Hombres: un AU de los Compas (Monstruos 2)
Fiksi PenggemarHan pasado cuatro años desde que los Compadretes se marcharon del peligroso Bosque Muerto y se fueron a buscar la forma de ayudar a sus amigas las Sirenas. Viven apaciblemente en la Última Ciudad, la antigua Esparta, enseñando a los jóvenes guerrer...