Cartas sin firma.

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-¡Preparados!

Críos. Eso es lo que eran. ¿Pero qué se le iba a hacer?

-¡Listos!

Puede que esto les causara un pequeño trauma a algunos, pero si lo aprendían pronto podrían salvar vidas. Sólo espero que no me denuncien ni nada por esto.

-¡A por todas!



Miré el reloj: eran las dos, hora de recoger. Avisé a los chicos de que lo hicieran y enseguida se pusieron a ello, unos con más ganas que otros. Las clases de primeros auxilios no entusiasman a todos por igual. 

Yo también guardaba mis cosas cuando escuché que un par de pasos se acercaban a mi. Alcé la vista y me encontré con un ojos azules que me miraban sonrientes. 

-Sparta, ¿me llevas a casa?- me preguntó el chico. Antes lo habría matado con la mirada por haberme llamado así, pero al final me volví a acostumbrar.

-Claro Boby- respondí.

Vi cómo se iba a ayudar a guardar las cosas en su sitio y sonreí para mí mismo: era muy buen chico, lo único que pasaba es que sus cicatrices asustaban un poco.

"Me pregunto cómo se las hizo..." pensé. Pero enseguida deseché ese pensamiento, podría ser algo muy traumático para el chico y no quería sonar maleducado por preguntarle sobre algo que le pudiera molestar. Enseguida volví a lo mío, aunque pensando en Boby: el chico misterioso con cicatrices que se hizo amigo de mi hermanita poco después de haber abierto este aula.

Rubio con unos inocentes ojos azules, era uno de mis mejores alumnos; era listo y algo tímido, una personalidad que contrastaba con la de la hiperactiva de Esperanza. Era tan nerviosa que a veces me planteaba atarla a una silla.

Ella era ahora mismo mi ayudante personal y el orgullo de la familia Riumba. Iba demasiado adelantada en todas las materias y no podíamos dejar que diera clase, así que la mantuvimos en un estado neutral que al parecer ella adoraba con toda su alma.

Siempre dispuesta a todo y con su conexión había conseguido atraer a varios de los catorce alumnos que tenía, y de vez en cuando traía un monstruo para hacer una clase práctica. Era una ayudante algo rara... Una vez me ayudó a explicar la conexión con un par de cables y un cerebro de... Bueno, que es una ayudante, pero algo rara. Y eso incluyendo el hecho de que es una híbrida de Proteo y de Sirena pues... Ahí lo dejo.

-¿Sabes que puedo leer tu mente no?

Me giré de golpe y vi a mi hermanita sonriéndome mientras se apartaba un mechón de pelo lila de la cara. Me sorprendía que hubiera conseguido controlar su parte Protea aunque solo fuera para un cambio de color de ojos o pelo. 

-Lo sé, pero se suponía que habíamos dejado en claro que no puedes ir por ahí haciéndolo. 

-Es que... Es divertido...

Me miró con carita de corderito degollado. ¿Cómo podía una de las más poderosas personas del mundo ser tan adorable? Maldita y achuchable niña kawaii.

-No me mires así... Muchas de las tuyas han sido "ya sabes qué" por mucho menos- le reproché.

-Lo sé...

Se puso algo triste. Me desalentaba verla así, pero ahora que ya era algo más mayor tenía que empezar a ser más consecuente con sus habilidades. En eso estábamos todos los Compas de acuerdo, aunque algunos la animasen para probar sus límites (algún día mataré al Flex). 

-¡Ya está todo recogido!

Le agradecí a Boby su ayuda y les dije a los chicos que se prepararan para irse. Todos me hicieron caso, a su manera... 

Hombres: un AU de los Compas (Monstruos 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora