❝Es verdad, he cambiado, ya no soy esa niñita que conociste antes.❞
Maddy tenía 14 años cuando conoció a Tom de 32. Ella lo amaba en secreto, pero él solo la veía como la pequeña hija de su amigo. Por alguna otra razón, ella y su familia se mudan de...
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« Maddy »
Luego de que me dijo todo aquello, en ese instante, llegó mi padre por mí. Si no hubiese sido así, yo hubiese quedado muda sin la opción de responderle al instante por la sorpresa. Si hubiera tenido la oportunidad, ¿le hubiera dicho que yo también lo extrañé? Quizás habría sido una confesión muy notoria y al instante sospecharía lo que siempre he sentido por él. Pero cuando eso salió de sus propios labios, mi cuerpo se paralizó por esas palabras tan impactantes para mí. El hecho que eso haya sentido en mi ausencia deja a mi mente y corazón confundidos. Sin embargo, papá distrajo el ambiente con una pequeña charla entrañable que yo aproveché para adentrarme al auto con la mente bastante ida. Cuando nos despedimos de él desde la ventana, nos dedicamos a mirarnos él y yo a los ojos mientras el carro avanzaba.
—¿Cómo te fue hoy en el trabajo? —me preguntó con una sonrisa alegre.
—Me fue bien —le respondí.
Quizás mi día empezó con cierta desilusión al conocer a la agradable Zawe Ashton, pero sin duda, terminó con una confesión que me dejaba mis mejillas sonrojadas cuando las recordaba. Aunque bien pudo ser solo un comentario en el sentido amistoso, yo al menos quería tomarlo de otra manera, aun cuando me mintiera a mí misma.
En fin, hoy será otra noche en la que le dedicaré mis pensamientos a Thomas William Hiddleston.
—¿Ordenamos pizza para cenar? —mi padre llega a mi habitación y se asoma en el marco de mi puerta abierta.
—Me parece buena idea —asentí con una pequeña sonrisa.
—Déjame adivinar, ¿pimientos y pepperoni? —alzó una ceja.
—¡Obviamente! Tú sabes que es siempre esa en especifico —reí un poco. Él sabía la respuesta, lo conozco como la palma de mi mano, pero es verdad que mi padre es demasiado relajado.
—Lo sé, cariño, solo bromeaba. Oye...—miró mi rostro con detenimiento— Soy yo, ¿o luces más feliz de lo normal? Siento como si tu aura también brillara con la misma intensidad que tú.
—Oh, ¿en serio? —me puse nerviosa— Estoy feliz de estar de vuelta en Londres, por eso mi gran felicidad.
Aunque es verdad, no es solo precisamente eso.
—Ya veo, bueno, iré a pedir la cena de una vez —Papá me guiñó un ojo para después bajar a la sala.
Yo solté un suspiro de alivio cuando me dejó sola. Soy muy buena ocultando mis expresiones ante la gente, pero mi papá nota de inmediato cuando luzco triste o contenta. Si él se enterara sobre mis sentimientos por Tom, estoy segura que se enfadaría muchísimo por yo amar a un hombre mayor. Sé que para él, Tom es muy querido y un gran amigo, pero jamás me dejaría salir con él si esa fuese nuestra realidad. Le pegaría muy fuerte, pues para mi padre sería incorrecto que ame a un sujeto que me gana casi la mitad de edad. Sería peor si se hubiese enterado a mis 15 años, lo bueno que en esa época oculté muy bien lo que sentía. Fueron momentos ilícitos dentro de mí que pude ocultar aún cuando mi corazón se estuviera estrujando al saber que aquel ser de alma hermosa jamás sería mío.
