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« Maddy »

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« Maddy »

No puede ser.

Tom ha quedado claramente nervioso. Es decir, la culpabilidad de mentirle a mi padre cuando en verdad está conmigo lo consume terriblemente. En mi caso, yo también me siento mal, pero no puedo negar que lo estaba pasando genial hasta que mi papá lo llamó. El pobre solo quería pasar un rato jugando cartas con Tom, preguntándole si estaba libre, hasta le dijo que trajera a Zawe si quisiera. Él no sabe de su rompimiento y tampoco Tom se lo aclaró. Quizás no era un tema para decirle por teléfono. Sin embargo, Tom le dijo que estaba alejado de la ciudad en unos asuntos de negocios para su restaurante. Sí, yo soy ese asunto. Pero está claro que no le podía decir que estaba con su hija, verlo de esa forma sonaba horrible y por eso lo estaba torturando. Papá y Tom siempre se llevaron bien, han sido muy honestos con el uno al otro y él no quiere traicionar su confianza. Aunque, lo estemos haciendo.

Ahora estábamos en su auto, directo para comer algo en el pueblo. El planeado picnic se vio arruinado por la tensión de la llamada, las ganas se habían ido luego de ello. Por lo que solo comeríamos y nos regresaríamos a la ciudad.

—El lugar es bonito —murmuré, saliendo del auto. El pueblo aquí es precioso, mucho mejor que Canterbury. Solo que mi pueblo estaba más lejos, por lo que prefería este lugar mil veces.

Tom solo estaba callado, no me respondió. Entonces tomé un suspiro fuerte, sintiéndome terrible por dentro.

—¿Y en dónde comeremos? —traté de sonreírle, pero su mirada se dirigía a todos lados menos a mis ojos— ¿Tom? —lo llamé, mi voz comenzó a sonar triste.

Ahí me miró, relamió sus labios y luego soltó un lento suspiro.

—Lo lamento, Maddy —comenzó a decir— Yo... creí que esto era una buena idea. Quería pasar tiempo contigo, sin tener que fingir pero no tomé en cuenta nuestro alrededor. Es decir, tu padre. Richard piensa que estás con una amiga, pero estás conmigo. Mentirle a sus espaldas no me hace sentir moralmente bien.

—Lo sé, yo también me siento culpable —tomé su mano con la mía— Pero no hay forma de estar juntos si no es así. Si le decimos, se infartaría. Es la única manera de pasarla juntos. 

Tom miró mis ojos con detenimiento, pero estoy segura que por su cabeza pasaban miles de cosas.

—Yo...—comenzó a decir.

—Por favor no digas que te arrepientes de nosotros —rogué, interrumpiéndolo. Mi corazón comenzó a latir con fuerzas por el miedo de que lo pensara.

—No, no, no —negó en repetición— Maddy, no me arrepiento. Te adoro bastante, eso te lo puedo asegurar. Cariño, no digas eso —acarició mi mejilla.

—Perdón, pero temo que así sea —lo abracé, recostando mi cabeza en su pecho— Sé que no es correcto mentirle a mi padre, pero por favor sigamos luchando por esto. 

El amor de un hombre | Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora