Rojo, todo él parecía un bello color rojo, o tal vez, si puede que tal vez mi memoria lo relacione con este color por que rojos eran sus ojos, los ojos mas lindos que he visto jamás, ahora que ha pasado algún tiempo sin verlo solo puedo pensar en sus ojos, tan hipnóticos, tan poéticos, tan caóticos, tan suyos, ¿sabe algo? Doctor, daría la mitad de mi vida por verlos de nuevo.
– Háblame mas de él, el dueño de aquellos ojos ¿quieres? XingChen– Pregunto el doctor.
No entiendo para que doctor, si usted nunca me cree, yo lo se, se que todos piensan que imagino cosas que no existen, pro que los demás no lo hallan visto no significa que no exista, sabe otra cosa, tal vez es mejor así, de esta forma él es solo mío. – XingChen sonrió al pensar en aquellas cosas, si, solo suyo, sabia que él lo estaba esperando, se lo había prometido hace ya casi tres años atrás, "te prometo que cuando salgas de aquel lugar te estaré esperando, cuando sientas que alguien te observa se que giraras y seguro seré yo que he regresado por ti".
– Yo te creo XingChen, solo quiero saber como es él, sabes muy bien que del tiempo que llevas aquí, solo me has contado sobre sus ojos rojos, quisiera conocer mas sobre él, tal vez así pueda ayudarte a salir mas rápido de aquí.– dijo aquel sujeto de bata blanca y enormes anteojos, a XingChen no le daba confianza, sabia que no quería ayudarle.
– Sabes es parte importante de tu terapia, hablar sobre aquello, si no das avances no se si podamos darte de alta alguna vez, creo también que si él es real tal y como tu lo aseguras no tienes nada de que preocuparte.
XingChen se quedo unos segundos en silencio como meditando en cada una de las palabras dichas por aquel sujeto, sabía muy bien que no mentía y por lo tanto no debería temer, debería poder contar todo lo sucedido a aquel doctor, pero una parte de él se lo impedía, después de llevar tantos años en ese hospital, y de que todos, tanto familiares como desconocidos a quienes les contaba sobre él le dijeran que no existía, que sólo era una alucinación creada por su cerebro, sentía pánico, pensar en que aquello no fuera real le hacia mal, él no mentía estaba seguro que lo había visto, que había hablado con él, que esos años que pasaron los dos habían sido cien por ciento verdaderos, todos y cada uno de los segundos en que convivió con aquel ser eran reales, no quería, no podía aceptar que tal vez uno de los cables que conectaban su cerebro hubiera echo corto circuito y que él fuese producto de aquello, no, eso era imposible, una enfermedad no podía crear a tan hermoso ser, estaba convencido de aquello, en los años que tenia recluido allí, había apreciado de todo, y si bien había pacientes los cuales imaginaban cosas o escuchaban voces, él están seguro que no eran como aquel chico, tan perdido estaba en sus cavilaciones que no escuchó cuando el doctor le llamaba, si no hasta que este le tocara el hombro.
– Y bien, ¿cree poder contarme sobre aquel chico de ojos rojos?
XingChen lo medito un poco, al final decidió acceder, se había convencido de que pasara lo que pasara y aún con toda la medicación que le dieran, jamás podría olvidarlo.
– Esta bien, doctor, le hablare sobre él, pero no quiero que diga nada al respecto, por favor si he decidido hablarlo con usted es por que creo que es alguien lo bastante profesional como para tomar mi relato como algo verídico.
El doctor solo asintió, acomodándose mejor es su asiento, y con la cabeza le hizo una señal de asentimiento para que comenzara.
Bien, como sabe mi familia tiene un gran poder político y económico, tal vez piense que ser el hijo de una familia rica es de lo mejor que puede suceder, pero para mi no era así, desde que tengo memoria siempre he estado sólo, y con un montón de responsabilidades encima, no tenia permitido divertirme como lo hubiera echo cualquier infante, el regresar lleno de tierra al pasar una tarde en el jardín suponía un severo castigo, yo no supe jamás lo que era un raspón en la rodilla o un día en el río con mis amigos, de echo de no haber sido por él, estoy seguro que no hubiera tenido amigo alguno, mi padre era muy severo, y mi madre era una mujer chapada a la antigua, siempre obedeciendo al cien por ciento las órdenes de papá.
En fin, los primeros seis años de mi vida fueron en completa soledad, pero por esas fechas mi madre se embarazo de nuevo, recuerdo que yo estaba que no cabía de emoción, al fin una hermana, alguien con quien compartir, ingenuamente creí que no volvería a estar solo, que equivocado estaba, cuando A-Qing nació me sentía muy feliz, la cargaba, jugaba con ella, pero conforme pasaron los años las cosas cambiaron, A-Qing trataba de ganar siempre la aprobación de mi padre y este por su parte siempre hacia comparaciones entre ella y yo, ni siquiera supe cuando sucedió, solo se que un día ella y yo ya no éramos ni amigos, no importaba cuanto me esforzara por acercarme a ella, siempre era rechazado, así que son darme cuenta estaba otros vez sumido en esa soledad que me cubría de oscuridad.
Tenia ya como once años cuando lo vi por vez primera, aun ahora si cierro los ojos puedo evocar en mi memoria aquel primer encuentro, oh bendita noche, bendito insomnio que no me dejo dormir, era un día cinco de mayo, el sol había sido muy intenso ese día y en la tarde toda la mansión estaba envuelta en ese incomodo bochorno que parece emanar de las paredes, no importaba que el aire acondicionado estuviese al máximo, el bochorno no le cedía el terreno, recuerdo que mis padres no habían llegado tenían una cena importante según nos habían dicho, A -Qing dormía ya en su habitación, las luces se habían apagado hace ya varias horas y yo solo daba vueltas y mas vueltas en mi cama, no importaba lo que hiciera el sueño no hacia acto de presencia, tal vez era aquel bochorno insoportable, o tal vez la soledad o quizá ambas, solo se que al no poder dormir me levante sin encender las luces camine hasta el enorme ventanal, corrí la pesada cortina, y enfoque mi vista primero hacia la luna que brillaba en todo su esplendor, unas cuantas nubes cruzaban aquel cielo nocturno también brillaban, eran mas bonitas que en el día y eran libres, deseé volar como aquellas nubes cruzar el firmamento, tal ves así la soledad se iría también, y fue entonces cuando baje mi vista al jardín, la luna lo iluminaba todo, era una hermosa visión, parecía como si una cascada de plata cayera sobre todas las cosas que reposaban allí, dándoles un tono místico, de pronto de detrás de la gran fuente de mármol salió un pequeño, sus ropas estaban algo raídas e iba descalzo, tenia el cabello mas o menos como el mío, y lo llevaba amarrado en una cola alta.
XingChen hizo una pausa, tomo aire y cerro los ojos como tratando de revivir aquellas días en que era realmente feliz, el doctor por su parte seguía atento a cada palabra dicha por su interlocutor, XingChen abrió los ojos, tomo agua y siguió con su relato.
Pensaba que era una pequeña, parecía frágil y además su rostro no lo ayudaba mucho, en fin esa noche fue la primera de otras muchas que me quede despierto, estaba embobado frente a la ventana, el bochorno que inundaba la habitación había desaparecido y ni siquiera lo había notado, aquel niño extraño jugaba en mi jardín, trate de hacer memoria, tal vez se trataba de alguna de las hijas de los trabajadores que mi padre contrataba, pero según lo recordaba ellos no tenían pequeños y los que si los tenían no se quedaban aquí a dormir, por lo regular regresaban a su casa en las noches, cuando menos se dio cuenta el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, y aquel pequeño se escabulló junto con las sombras que parecían huir del astro rey.
El doctor miro aquel gran reloj que adornaba la blanca pared de la habitación, la sesión había acabado, y el relato apenas comenzaba, la verdad era que estaba intrigado, ¿ cómo era posible que alguien como XingChen que parecía tan cuerdo, estuviese loco?, la verdad seguro estaba entre aquel relato que le narraba ahora, así que aún con pesar tuvo que decir a su paciente que se había acabado el tiempo, ya mañana seguirían con el relato.
XingChen salió de aquel consultorio, caminaba lento arrastrando los pies, la verdad era que odiaba estar allí, detestaba que lo obligarán a dormir, por que si dormía no podía verlo, bueno también él le había dicho que aquí no lo vería, ya lo extrañaba la verdad era que sin el a su lado la soledad lo engullía como un monstruo gigantesco.
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EL ROJO MÁS PROFUNDO
FanfictionRojo, si tuviese que buscar alguna palabra para describirlo sin duda seria rojo, pues su mirada era de un rojo profundo. Au Moderno XiaoXue Porque nuestros protagonistas merecen un final feliz juntos. Los personajes pertenecen a la fabulosa autora...