Capitulo XII

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Una vez salí de aquel consultorio, camine hasta llegar a la sala común, la tarde estaba por llegar, los tonos rojizos se podían observar a través de los barrotes de la ventana, la nostalgia cual pesada roca se posó sobre mi corazón, te extrañaba, te extraño Xue Yang, sabía que lo que seguiría a la próxima sesión era de lo más difícil de recordar, de solo pensarlo las lágrimas se acumulaban en mis ojos empañando así mi visión, pero debía ser fuerte, fuerte por mi, y fuerte por ti, desee en ese entonces poder ser un ave, y volar hasta tus brazos, cuanto me hacías falta, pero sabia que aún cuando aquello me abriera viejas heridas era necesario para poder estar junto a ti.

Al día siguiente cuando llego la hora en que debía asistir con aquel doctor tome una gran bocanada de aire, me arme de valor y camine hacia su consultorio, di unos breves toques y pude escuchar un " adelanté ".

Una vez dentro de aquel cuarto camine hasta el diván que yacía descansando en una esquina del lugar y me recosté en el, quería terminar todo esto lo mas rápido posible, el doctor pareció entenderlo pues sin decir alguna palabra tomo asiento a la cabecera de este con su gastada libreta en mano, dispuesto a escribir todo cuanto él creyera importante.

Cerré los ojos evocando aquellos días tan lejanos y comencé.

Estar enamorado es maravilloso, las penas desaparecen y los pensamientos vuelan, las horas pasan volando y nada te molesta, o al menos así me sentía, aun cuando papá controlaba cada pequeña parte de mi día, aun cuando me veía obligado a pasar las tardes al lado de Maylin, todo eso no importaba por que una vez llegada la noche, cuando no había nadie que me dijera que hacer o como actuar, podía ser yo, y entonces era libre, libre y amado, esperaba la noche y con ella llegaba el dueño de mis suspiros, el único a quien podía amar y que para mi felicidad me amaba también.

Esos eran los buenos tiempos, teníamos mil y un sueños juntos, planes a futuro, un futuro que compartiríamos hasta el final, yo no podía imaginar mi vida sin A-Yang, y él se aseguraba de decirme cuanto me amaba cada noche, sus besos eran como la medicina que me restauraba cada día, sin él yo no podría vivir ya.

Los días pasaban rápido y las noches aun mas, pronto se acercaba el día de mi cumpleaños 18, lo cual era muy importante para nosotros pues tenia planeado hablar ese día con mi padre, contarle todo sobre mi amado A-Yang, decirle que no me casaría con Maylin pues no tenia ninguna clase de sentimiento hacia ella, sabia que mi padre no se lo tomaría para nada bien, pero no estaba dispuesto a renunciar a Xue Yang, también iría a hablar con su madre, por que estaba seguro de mis sentimientos y quería hacer las cosas bien, inclusive había pensado que si mi padre me amenazara con desheredarme, yo mismo me iría de ahí, a A-Yang le daba algo de miedo pero yo siempre le decía que todo iría bien, al fin y al cabo tenia echo ya un pequeño ahorro, no era mucho pero para empezar estaría bien.

Una de esas noches el no llego, yo no pude pegar el ojo en toda la noche y a la mañana siguiente me escape de el colegió, camine rápido a su casa, sabia que él se ocultaba por el sol, pero aun cuando no podía salir esperaba escuchar su voz y saber que estaba bien que había faltado por que se había dormido o que se yo, camine por aquel terreno desolado donde un sol abrazador parecía negarse a dejar que creciera alguna clase de planta, la casita de A-Yang seguía igual que hace años, parecía un viejo borracho por lo canteada que estaba, como si en cualquier momento se fuera a caer, entonces pensé que a la noche le diría a A-Yang que le ayudaría para que la compusieran.

Llegue hasta el corredor y toque la puerta ningún ruido se escucho, camine rodeándola hasta llegar a la parte trasera, un pequeño tapiado cubría del sol, había una pequeña ventana y una puerta, me acerque a la ventana y toque, nada, una y otra vez y nada, entonces no me quedo mas que gritar su nombre.

– Xue Yang, Xue Yang — nada—, A-Yang, soy yo XingChen — un ruido se escucho en el interior seguido de unas pisadas, acto seguido, se escucho el ruido de un cerrojo al ser retirado, y con unos rechinidos la puerta se abrió lentamente.

No dude ni un segundo y me adentre en aquel lugar, todo estaba oscuro, camine lento y en un cuarto pude distinguir una tenue luz, era una vela la que alumbraba la pequeña estancia, ahí había una cama y a la orilla de ella estaba sentado mi Xue Yang, camine a paso veloz hacia él, pero me detuve al ver que en aquella cama había alguien acostado, A-Yang se apresuro y me tomó de la mano jalándome a otra estancia, una vez allí comenzó a llorar.

– Hay, XingChen no se que hacer, mi mamá se ha puesto mala, desde ayer en la tarde no se ha levantado, no se que voy a hacer — las lágrimas corrían por sus mejillas dejando un rastro de sal.

Sentía mi corazón desmoronarse con cada lágrima que A-Yang derramaba, debía ayudarlo, tenia que calmar su dolor.

– Cálmate amor, se pondrá bien, ya lo veras — le dije mientras lo abrazaba— tengo algo de dinero tú bien lo sabes la llevare al doctor, todo estará bien, te lo prometo.

El solo asintió mientras se secaba las lágrimas y trataba de poner una sonrisa.

Esa tarde lleve a la madre de A-Yang al doctor, todo a escondidas pues sabia que si mi padre se enteraba se molestaría, el doctor la atendió de inmediato y me aseguro que estaría bien así que decidí marcharme antes de que despertara aunque sabia que debía hablar con ella.

Cuando anocheció esperaba como siempre a Xue Yang, una vez que llegó fui a su encuentro, él estaba preocupado pues su madre quería conocerme, ya que cuando despertó en el consultorio se alarmó demasiado y regreso corriendo a casa pensando en A-Yang, él cual no tuvo mas remedio que hablarle de mí, así que aun cuando tenía muchos nervios me encamine con él a su hogar.

Apenas entramos Xue Yang se apresuro a hacer las presentaciones correspondientes, su madre se mostraba muy recelosa, pero me apresure a asegurarle que amaba a su hijo y que apenas fuera mayor de edad me casaría con él, esto pareció alarmarla aun más.

–¿Estas seguro de lo que dices?

– Nunca lo he estado mas en mi vida — me apresure a responder — le aseguro señora que amo a Xue Yang mas que a mi propia vida y que jamás le causaría algún daño, si deseo casarme con él es sin duda alguna para hacerle feliz el resto de mi vida.

– Te diré algo joven XingChen, mi niño ha estado enfermo desde que nació, él padece una extraña enfermedad llamada porfiria, es como una alergia a la luz solar si algún día el llega a salir a la luz del día puede morir, si te casas con él jamás podrá acompañarte a una comida, a unas vacaciones, a una simple caminata por el parque, su vida será prácticamente nocturna,  ¿estas dispuesto a esto? , debes pensarlo bien, no quiero que mi hijo sufra de ningún modo.

– No se preocupe señora, le aseguro que mi amor por su hijo es real y eterno, no me importa renunciar a todo si con ello puedo estar al lado de él, no dejare que el sufra y tampoco dejare que nada me aleje de su lado, no tengo nada que pensar por que A-Yang es lo mas preciado para mí y se que sin él a mi lado moriría, moriría de tristeza por que sin Xue Yang nada tiene sentido.

Su madre parecía un poco mas convencida y aunque nos dijo que no le parecía del todo si eso hacia feliz a su hijo lo aceptaría, de esta forma comenzó una nueva etapa en la vida de ambos pues también podía pasarme de vez en cuando por la casa de mi amado para ver como se encontraba, a veces llevaba algunas cosas pues como ellos eran muy pobres carecían de muchas cosas, su madre me agradecía y me aseguraba que no era necesario pero siempre insistía hasta que aceptaba, muchas de las veces mientras mi amado dormía yo platicaba con su madre, eran excelentes personas y me prometía a mi mismo que apenas fuera independiente los ayudaría, es mas me llevaría a ambos a vivir conmigo.

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Hola!!!

Que tal?

Solo falta que los padres de XingChen por enteren como creen que reaccionen?

Y además vallan preparando pañuelos porque vamos a llorar en los siguientes capítulos



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