Capitulo III

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– Y, bien XingChen, se puede saber el motivo de la enorme sonrisa que traes?.— pregunto el doctor, apenas hubo XingChen cruzado el umbral de la puerta, este por su parte solo sonrió, camino despacio y tomo asiento en el sillón que estaba justo frente al de el psicólogo.

– No sabría si decirle, doctor, la verdad es que anoche fue la mejor que he tenido desde que llegue aquí, usted no podría imaginarse la sorpresa que me lleve al asomarme por la ventana y verlo allí, de pie, sobre el gran muro, ignoró aun como hizo para subir, si él no están alto, pero se que vino para que yo sepa que él esta allá afuera esperando a que de una ves por todas se den cuenta que no estoy loco, y me dejen salir de aquí.

El doctor miraba a XingChen con el rostro serio, trataba de encontrar el motivo por el cual su paciente había recaído, pues si bien este siempre hablaba de aquel chico inexistente, la verdad era que cuando ingreso en el hospital había dejado de alucinarlo no sabía exactamente el motivo pues nunca tuvo que medicarlo de mas solo lo justo para que pudiese dormir pues pasaba la mayoría de sus noches en vela a la espera de aquel que nunca aparecía, pero ahora sin razón aparente él había vuelto a aparecer, tal vez fue el echo de comenzar aquel relato el día anterior, seguro eso movió algo en su memoria que disparo su locura, mientras el doctor armaba y desarmaba miles de teorías en su cabeza, XingChen sonreía como bobo, pues él estaba seguro que aquel chico era real.

– Te creo.— dijo el doctor, le seguiría la corriente para que él le terminara de contar aquel relato, sabia que si en estos momentos le decía que era obra de su mente, XingChen dejaría de contar aquel relato que tanta falta le hacia saber para poder continuar con su tratamiento.— también creo que deberíamos continuar con el relato de ayer, en verdad me gustaría saber todo sobre aquel pequeño que viste en el jardín.

- Esta bien, doctor, le terminaré de contar pero recuerde que prometió ayudarme .

A la noche siguiente, volví a quedarme en vela, pero no por el calor, si no más bien para ver si aquel chico volvía a aparecer,  pues todo el día no podía sacármelo de la cabeza mi razonamiento me decía que todo había sido una alucinación a causa del calor que había hecho pero esta noche el clima estaba fresco,  así que cuando todos se acostaron, yo esperaba despierto, cuando la luna estaba en su máximo esplendor, me levante y camine asta la ventana corrí la gruesa cortina y me asome hacia el jardín, nada, no había nada, espere unos minutos y nada no aparecía aquel pequeño espere un poco mas, pero al parecer mis sospechas eran ciertas y la noche anterior lo había visto por el calor que hacia, cuando estaba por irme a dormir alcance a ver al mismo pequeño salía de entre unos matorrales que adornaban el jardín, al parecer primero se aseguraba que nadie lo viera por lo que primero asomo su cabeza, miró a ambos lados y cuando descubrió que estaba solo, se decidió a salir, corría por el jardín, saltaba en la fuente, podía verlo danzando, dando giros y giros asta caer de tan mareado que estaba, cuando lograba recuperarse, volvía a girar mientras cantaba alguna canción pues podía ver el movimiento de sus delgados labios, yo parecía hipnotizado mirando cada una de las acciones de aquel chico no podía despegarme de la ventana, pasaron rápido las horas y cuando menos me di cuenta el amanecer se asomaba en el horizonte, el pequeño volvió a hacer lo mismo que la noche anterior, desapareció por donde había llegado antes de que el sol iluminará todo aquel lugar.

Desde ese día comenzamos una rutina mas o menos parecida, él llegaba todas las noches como a eso de las doce o una de la madrugada, entraba por una esquina del jardín y se pasaba la noche jugando, riendo, bailando, haciendo de todo lo que yo tenia prohibido, parecía alguien realmente feliz, yo por mi parte solía esperarlo despierto pues de alguna manera me intrigaba y divertía su actuar, comencé a pasar todas las madrugadas en vela esperando a que aquel chico llegase y cuando estaba allí jugando mi mirada permanecía sobre él, había incluso noches en que ni siquiera sabía a que hora me dormía, solo al darme el sol de lleno en el rostro era que reaccionaba y me descubría dormido allí sobre la silla en la que me sentara la noche anterior con la cabeza pegada al cristal de la ventana.

Empecé también a dormir por donde fuera, en los días parecía un sonámbulo, mis padres pensado que estaba enfermo y comenzaron a llevarme al doctor tan a menudo que incluso termine haciéndome amigo de la enfermera que era su recepcionista, en los ratos que tenia libre, que por cierto eran muy pocos, me dedicaba a indagar con las y los trabajadores de papá, a todos les preguntaba lo mismo, pero al parecer ninguno era el padre de aquel pequeño, la procedencia de aquel chico era un misterio y para colmo nadie mas que yo lo había visto, él chico se volvió parte de mi día a día, y eso me hacia bien pues ya no sentía aquella soledad abrumadora aunque seguía solo, mi tiempo lo ocupaba él y saber de donde venia y quien era, eran ahora parte de mis prioridades.

La hora había acabado y el doctor seguía intrigado, tal vez el echo de estar completamente solo, había echo que XingChen creara un amigo imaginario, aunque están demasiado grande para eso, podría ser la salida que encontró aquel pequeño, aunque esa era su hipótesis, no podía asegurar nada hasta terminar de escuchar el relato, mas por ahora había que esperar a la siguiente sesión, se despidió de XingChen mando llamar a la enfermera encargada de administrar los medicamentos, recetando para XingChen un somnífero pues no quería que empezará a pasar noches en vela.

XingChen por su lado caminaba hacia su habitación, tenia ganas de dormir un poco, pues la vigía de la noche lo había cansado, llegando donde estaba su cama se tumbo y en unos minutos callo en brazos de Morfeo, soñando con aquel que le esperaba del otro lado del muro, pero sobre todo con sus ojos rojos.


EL ROJO MÁS PROFUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora