Capitulo XIV

87 20 9
                                    

El, murió al nacer, esas fueron las palabras de aquella mujer, mi padre me miró de mala manera y sin siquiera dar las gracias se giro, tomando mi brazo y sacándome a rastras de aquel lugar, mientras la madre de A-Yang se que daba allí, inmóvil frente a su casa.

– Acaso me tomas por un idiota ?¿ quien crees que soy para salirme con una cosa así? — mi padre estaba completamente furioso — esta decidido, te casarás con la joven y no voy a discutir más.

– No me voy a casar padre entiende, no la amo, amo a Xue Yang.

— El niño muerto al nacer? no me hagas reír  XingChen.

– Él no esta muerto, él es real, no se por que su madre ha dicho aquello pero él vive, vive y yo lo amó, y no me casare con nadie que no sea él.

Una fuerte bofetada resonó en el silencio que reinaba en aquel lugar, después de eso mi padre no volvió a decir nada, pero no me creyó en absoluto y como resultado termine arrestado en mi habitación, sin permiso de salir a ningún lado a excepción de la escuela, en la cual Song Lan me mantendría vigilado todo el tiempo, por otro lado mi madre había echo caso omiso a todo cuanto había sucedido, y junto con Maylin continuaron los preparativos para la dichosa boda.

Después de eso me pase todo el día frente a mi ventana, esperando ansioso el anochecer, cuando el reloj marcaba cerca de la media noche por fin pude ver la cabellera negra de mi amado asomarse por entre los matorrales, sin demorarme ni un segundo salí a su encuentro.

Apenas estuve cerca de él, lo estreche en un fuerte y cálido abrazo, perdiéndome en el aroma que destilaba su pálida piel, quería quedarme así para siempre, abrazarlo y jamás soltarlo, pues el miedo me inundaba, miedo de que mi padre me casara a la fuerza o de que su madre lo ocultara de mi, miedo de que por alguna cosa, la que sea no pudiese verlo más, sabía que no podría aguantarlo.

– ¿ Qué sucede XingChen? — me preguntó algo preocupado, pues nos conocíamos tan bien que era imposible que algo le sucediera a uno sin que el otro lo notara.

Sabia que con él no podía tener secretos, así que nos sentamos en aquella fuente de piedra y le relate todos y cada uno de los eventos sucedidos, desde la llegada de mi padre en la mañana, hasta su madre negando su existencia, también le hable de el miedo que en ese momento me carcomía las entrañas, de la posibilidad de que nos alejaran y como era seguro que no lo aguantaría, él me miraba atento, sus hermosos ojos rojos se posaban en mí, y aun cuando también se notaba preocupado, sonreía para darme valor, de un momento a otro sentí sus brazos rodear mi cuerpo, con una voz muy cálida me susurro al oído que todo saldría bien, que nada ni nadie nos alejaría, por que nuestros destinos estaban unidos desde antes de nacer.


Después de eso nos pasamos la noche hablando animadamente, dándonos ánimos uno al otro, asegurándonos que todo saldría a pedir de boca, yo por mi parte quería creer que al final mi padre terminaría aceptando mi relación con A-Yang, y que cancelaría el compromiso hecho con Maylin, de todas maneras y por si acaso habíamos armado un plan "b", el cual consistía en huir juntos, ¿ a dónde? Pues a cualquier lugar, ya que si A-Yang estaba conmigo todo estaría bien.

Cuando el alba se acercaba llego la hora de decir adiós, abrace fuerte a mi amado, no quería despedirme de él, tenia el presentimiento de que si ahora lo soltaba, jamás lo tendría en mis brazos de nuevo, él parecía sentir lo mismo, pues tardo mucho mas tiempo abrazado a mí, y solo se despidió cuando los primeros rayos de sol comenzaban a asomarse por el horizonte, no sin antes asegurarme que todo saldría bien, que apenas anocheciera, vendría de nuevo y me diría el por que actuó así su madre, no tuve otra opción mas que aceptar que se fuera y esperar el próximo anochecer.

EL ROJO MÁS PROFUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora