Capitulo IV

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Cuando llegaba de clases me dedicaba a inspeccionar el jardín, sentía que debía de haber algún hueco en la valla por donde el se colaba, pero no encontraba nada, yo no creía en fantasmas, así que estaba seguro que él no era uno de ellos, después de tantos intentos fallidos, decidí que esa noche lo esperaría y cuando llegase a mi jardín, lo abordaría para saciar de una buena vez todas mis dudas.

Mayo había pasado ahora estábamos en el mes de junio y las aguas habían empezado, todo indicaba que la naturaleza no estaba de mi lado, pues justo hoy que saldría a hablar con él, llovió, llovía como si el cielo entero se fuera a caer, yo por mi parte estaba sentado en mi habitación, no podía conciliar el sueño, por mas que trataba de dormir no podía, sabia que quien sea que fuere aquel chico hoy no se presentaría, pues el clima era de lo peor.

Un gran relámpago ilumino la habitación, al parecer esto estaba por empeorar, pero no se, tal vez era la cantidad de días que llevaba ya en vela que mi cuerpo se había acostumbrado a no dormir hasta bien entrada la madrugada, pues aun ahora no podía pegar el ojo, debía pasar ya de la media noche y el agua no menguaba, me levante con calma y me acerque a la enorme ventana, los rayos iluminaban el cielo nocturno, los truenos los acompañaban dándole a la noche la apariencia de una enorme orquesta que hacia su propia música, los goterones caían, uno tras otro formando una cortina de agua, mi vista se concentraba en el patio, donde siempre lo observaba, sabia que no vendría pero no podía dejar de mirara hacia allí, y de pronto ante mi asombro él estaba allí, bailando bajo el agua, su ropa se pegaba a su cuerpo, y sus cabellos parecían serpientes por el agua que hacia que se pegaran uno con otro, formando gruesos mechones que se desparramaban por su espalda y frente, el agua no le importaba al contrario parecía disfrutarla bastante, con cada relámpago él reía, con cada trueno él parecía cantar algo, tal vez una melodía inventada por él mismo, tal vez solo era mi imaginación, no lo sabia, pero me había propuesto averiguarlo hoy.

Busque entre la ropa de mi cuarto la que estuviera mas gastada pues sabia que después de que se mojara y ensuciara debía tirarla si no quería estar en problemas, salí despacio al pasillo y con cautela camine hacia la salida, trataba de no hacer ruido aunque con semejante tormenta lo mas seguro era que no se escucharan mis pisadas para nada, baje lentamente las escaleras sosteniendo me de el barandal, todo estaba a oscuras aunque de ves en cuando la estancia era iluminada por el resplandor de un relámpago, llegue a la entrada principal, y trate de abrirla pero no era posible, las hojas de la puertas eran enormes y para mi mala suerte estaban con llave, no me di por vencido, camine hacia la parte de la cocina, la puerta de allí, era más pequeña, tire de ella tratando de abrirla, cerrada, no podía creer la suerte que me cargaba tendría que regresar a mi habitación y esperar a otro día, cuando me di la vuelta pude ver una de las ventanas de la cocina estaba abierta justo la que quedaba sobre el fregadero, tenia un mosquitero pero se podía abrir con solo empujarlo, no era muy grande pero era suficiente para que yo pasara, no lo pensé dos veces, de un empujón trepe en el lavabo y abrí aquel mosquitero, pase primero mis pies y me senté en la orilla de la ventana, las gotas de lluvia habían mojado ya mis pies, podía sentir el frío del agua, no lo pensé mucho y me lance fuera de la casa, caí en el frío suelo, la lluvia empapaba rápidamente mi ropa, camine sin hacer ruido hacia la parte de el jardín, sentía las piedrecillas lastimar mis pies y me arrepentí de haber dejado mis pantuflas en la cocina al pie del lavabo, pero sabia que era lo mejor no podía dejar evidencia de que había salido fuera, podía sentir el frío en mi cuerpo y como estaba totalmente empapado, el agua corría por mi piel y la ropa me pesaba, cuando estuve en el jardín trate de enfocar mi mirada pero el agua me lo impedía aunado a esto la oscuridad que cubría todo, un relámpago cruzo el cielo iluminando el jardín de una manera fugaz, y fue ahí cuando lo vi, estaba sentado a un lado de la fuente, su ropa estaba sucia y mojada no llevaba zapatos, su cabello estaba completamente pegado a su cabeza y  parecía estar moldeando pequeñas figurillas con el lodo que se había formado aunque estas no le duraban mucho pues el agua se las desbarataba casi al instante de haberlas echo, él sin embargo parecía sumamente feliz, y sí, efectivamente cantaba, aunque no escuchaba que era pues el sonido de la lluvia al caer apagaba cualquier otro sonido.

Camine lentamente hasta quedar muy cerca suyo, él estaba tan metido en sus cosas que ni cuenta se había dado, "quiero ser la luz en tu camino, sol en la noche, agua dulce en el mar", alcance a escuchar esa pequeña estrofa perteneciente a la melodía que él entonaba.

– Hola .— le dije pero el agua apago mi voz, él no me escucho, decidí hacerlo mas fuerte.— Hola!.— grite ahora, él pareció asustarse pues se paro de un salto y poso sus enormes ojos en mi, estaba asustado podía notarlo, miraba a todos lados como queriendo huir, aunque no sabia bien que hacer.— ¿ quien eres? ¿ que haces aquí?.— volví a preguntar pero él no me contesto mas al contrario echo a correr por el otro lado de la fuente, mientras yo lo perseguía gritándole que no tuviera miedo que solo quería hablar con él, llego hasta ese arbusto por donde lo había visto aparecer algunas veces, yo lo seguía muy de cerca, llegando allí se volteo quedando de frente justo en el momento en que un relámpago ilumino todo el lugar, entonces los vi, los ojos mas bellos que halla visto jamás, rojos, enormes, expresivos como si hablaran por ellos mismos, sin necesidad de palabras decían todo y a la vez nada, no pude moverme me quede allí de pie como en alguna especie de trance, cuando vine a reaccionar él ya no estaba había desaparecido, sentí entonces un vacío enorme, también el frío que me calaba en los huesos, empecé a tiritar, no sabia bien que hacer, él se había ido, ni siquiera pude preguntar quien era no sabia nada de él, con pesar me encamine de vuelta a la casa, trate de subir pero la ventana estaba demasiado alta, me preocupe entonces si mis padres llegaban a descubrir que me había quedado fuera seguro me mataban, rodee la casa y para mi buena suerte había unos enormes botes que eran usados para echar la basura, uno de ellos estaba vacío así que sin problema alguno lo moví hasta quedar fuera de la ventana, me subí en el y entre a la cocina, con cuidado de no mojar el suelo me desnude mientras estaba sentado en el lavabo, cuando estuve solo en ropa interior, baje y me puse mis pantuflas, saque de uno de los cajones de la despensa una bolsa de color negro y guarde en ella toda mi ropa mojada, con mucho cuidado subí las escaleras y para mi buena suerte nadie estaba despierto, entre en mi habitación me cambie de ropa y me acosté, esa noche soñé con sus ojos con ese rojo profundo, era en verdad el rojo mas profundo que había visto.

La hora había acabado, el doctor mando a XingChen de nuevo a su cuarto, no sabia que pensar, tal vez su paciente si estaba loco, tal vez su mente se encontraba mal y era capaz de crear a aquel niño para que lo acompañara en su solitaria vida, no podía estar cien por ciento seguro debía esperar hasta el final de su relato para poder dar un diagnóstico acertado.

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Si les gusta denle estrellita y comenten se los agradecería y si este capitulo tiene tres comentarios sigo escribiendo ya que si no les gusta no tiene sentido que siga escribiendo. 


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