La fiesta de cumpleaños de mi hermana era el único tema de conversación que se discutía en mi casa, faltaba un día para la gran fiesta, eran tanto el alboroto que ni siquiera las increíbles noticias sobre mi siendo aceptada por la universidad de Harvard fueron lo suficientemente interesantes para desviar el tema por unos cuantos minutos, ni siquiera por el simple hecho de traicionar a mi familia y a su preciada Universidad de Minnesota.
La ultima semana del mes de marzo había llegado finalmente con las increíbles noticias, lo había logrado, y ni siquiera entendía como demonios había ocurrido. Honestamente no me importaba ser rechazada por la lista de escuelas asombrosas que solo con intercesión divina lograría ser aceptada, pero realmente haber sido aceptada era una historia completamente aparte. Se sentía surreal, y tuve que leer la carta de aceptación unas siete veces antes de poder creerlo. Me estaban dando no solo un sí, también la beca completa que necesitaba, lo cual me parecía mil veces mas irreal que solo haber entrado.
Vivir en Boston siempre fue un sueño que ni en veinte vidas hubiese creído posible realizar, pero lo había hecho, incluso me dejaron de interesar las decisiones del resto de escuelas a las que había aplicado, para ese momento, sabía que mi decisión sería Harvard sin pensarlo.
No había visto o sabido de Sebastian en semanas, tampoco lo había visto en la escuela, y no me atreví a preguntar por su paradero a nadie. Aún recordaba nuestra despedida cada día, y odiaba sentirme de la manera en la que lo hacía... lo extrañaba, lo quería conmigo a toda costa, y el odio que sentía por mi hermana solo crecía cada día un poco más.
La ultima vez que lo vi antes de que todo se fuese directo al caño, fue cerca del gimnasio, no pude contenerme y lo bese ahí mismo sin importarme que alguien nos viese o no, y por unos segundos a él tampoco pareció importarle en lo absoluto, hasta que la razón nos volvió a ambos, pero siempre seria así... nadie podría darse cuenta nunca, no seria lo correcto... y eso era lo que mas odiaba.
Pensé que solo tenia que soportarlo un poco más,unos meses más y podría finalmente largarme de este lugar, y no tener quevolver a saber nada de ellos, pero no fue así.
—Beth, ¿te gustó el vestido? —me preguntó Peyton de pronto entrando a mi habitación mientras me encontraba haciendo unas cosas en mi computadora.
— ¿Cuál vestido? —dije ignorándola casi del todo.
—El que usarás mañana, ¿mamá no te lo dio?
—No —solté continuando con mi trabajo.
Quería que todo estuviese en su lugar para poder irme cuanto antes. Tenía suficiente dinero ahorrado para el boleto a Boston, y no planeaba llevarme nada más allá de mis libros, y mis materiales de dibujo conmigo. Solo necesitaría unas dos maletas, tal vez tres, para guardar mi vida y llevarla a la costa este. El único problema, era que aun no tenía un lugar en donde quedarme por los próximos 3 meses. El día de registro era hasta el 26 de agosto, y las clases comenzaban oficialmente hasta el primero de setiembre. Si quería irme de aquí cuanto antes, tenia que encontrar un lugar para vivir hasta poner mudarme a la residencia de estudiantes.
Estaba tan absorta en el organizador que estaba haciendo en mi computadora que olvidé por completo que Peyton seguía hablando sobre lo fabulosos que se veían los vestidos que había elegido para todos.
—Déjalo en el armario si quieres —le respondí sin siquiera volver a verla.
Quería ser mala con ella, quería que sintiera mi desprecio, mi odio... realmente quería hacerle daño.
—Está en el armario —dijo de pronto, comenzando a molestarme. Quería que se largara de mi habitación de una buena vez, y me dejara sola —. Estoy segura de que te verás hermosa en él. Lo elegí especialmente para ti.
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Anne, Schlesinger Extras
RomanceAnnabeth Von Doith es la oveja negra, desde pequeña demostró no ser la más diestra para el fútbol americano o la gimnasia, es la menos atlética en comparación a sus 3 hermanos mayores, y su padre no parece muy feliz de que pierda su tiempo en tonter...