EL ESCAPE

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Había cometido un error, lo sabía, estaba sumamente consciente de ello, pero no tenía idea de qué hacer para solucionarlo. Una simple disculpa sería una estupidez y una perdida de tiempo. Estaba muy segura de que mi hermana seria capaz de matarme si me veía, así que la única solución de encontré viable fue irme de casa cuanto antes.

Pensé en pedirle ayuda a mis amigos, pero cuando los llamé ambos me recordaron la mala persona que era y como merecía permanecer en la miseria por siempre. No querían saber nada mí, ninguno de los dos... y horrendamente los entendía.

 Tomé todo lo que pude y lo metí en una maleta, deje muchas cosas que meticulosamente había organizado para enviarlas en una caja hasta Boston, pero eso tendría que esperar... no sabía cómo lo haría, pero ya me las arreglaría. Lo primero era salir de Minnesota cuando antes.

Durante una semana, me mantuve encerrada en mi habitación, salía de ella a comer durante las noches cuando sabía que no había nadie alrededor. Mis hermanos se fueron dos días despues de la desastrosa fiesta. Me sentía fatal con Kyle, quería disculparme con él más que con Peyton, él había confiado en mí, y yo había roto esa confianza de la peor manera.

Tenía un total de cuatro mil trescientos setenta y dos dólares ahorrados. Todos mis salarios de trabajos de verano desde primer año, los regalos de cumpleaños y de navidad que no eran nada mas que un sobre con varios billetes dentro y la mayoría de mis mesadas que no gastaba en material de dibujo. Solo tenía cuatro mil trescientos setenta y dos dólares para sobrevivir antes de que empezara el año escolar en setiembre... tenía que ver la manera de vivir por mi cuenta seis meses.

El boleto hasta Boston fue más costoso de lo que había pensado que sería debido al nulo tiempo de antelación con el que lo compré. Fueron quinientos nueve dólares para un vuelo directo de casi tres horas con dos maletas facturadas y una maleta de mano... Por suerte, sabía a la perfección lo que quería llevarme conmigo y lo que no, por lo que hacer las maletas fue bastante rápido.

Les deje una nota a mis padres, no estaba segura de sí les importaría el hecho de que me fuese sin avisar, me dejaron bastante claro lo decepcionados que estaban de mi como para que les importara... de todas formas escribí la nota soportando el enorme nudo en mi pecho. 

Salí de mi casa con mis maletas sin ver atrás. Mamá se había ido al club desde la mañana, y papá tenía varias noches de no llegar. Un día normal dentro de la familia Von Doith.

Todo salió perfecto, demasiado perfecto. Llegué con éxito a la ciudad de mis sueños. Conocía Boston demasiado, mis padres solían traernos todo el tiempo al club campestre en Cambridge. Eran de la misma cadena del que estaba en Minnesota y mi madre amaba aparecerse por aquí todos los veranos y participar en todas las actividades benéficas de la alta sociedad. 

Había encontrado un hotel decente antes de tomar el vuelo desde Minnesota, tenía únicamente una semana para encontrar un lugar en donde quedarme, lastimosamente, la semana se volvió un mes, y mi dinero comenzaba a acabarse.

Me estaba volviendo loca, no sabía que hacer, tenía que conseguir un trabajo en lo que fuese, intenté llenar unas cuantas formas en algunos restaurantes, pero ninguno me dio noticias, hasta que una tarde caminando por el centro de la ciudad, vi un letrero en una librería, estaba necesitando personal, y no lo pensé dos veces cuando entré al lugar. No puedo imaginar mi cara de desesperación, porque el chico encargado me dio una forma y cuando se la entregué la miró y me estrechó la mano junto a un "Nos vemos mañana."

Lo primero que hice en el momento en que aterricé en Boston, fue cambiar mi número telefónico. Y hasta un mes después, mientras me encontraba acomodando la sección de ciencia ficción de la librería, fue que me di cuenta de lo sola que me encontraba.

Anne, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora