Jacob Davis
—¡¿Qué mierda pasa?!No espero que me nombren. Entro furioso a la oficina de Santiago, la puerta se golpea contra la pared haciendo que el lugar tiemble. Veo que he llegado en el momento perfecto: su secretaria está con las piernas abiertas sobre el escritorio y él está entre ellas.
La mujer grita intentando cubrirse a duras penas pero ya vi lo suficiente de ella, Santiago por su parte ni se molesta en ayudarla, solo mete su miseria dentro de sus pantalones.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué ent…
No espero escuchar su maldita voz, voy directo a lo que vine, mi puño golpea su mandíbula mandándolo al piso, su secretaria grita corriendo para pedir ayuda. No me detengo con solo eso, antes de que se levanté lo tomo de su camiseta y vuelvo a darle un puñetazo.
No es suficiente, ni todos los golpes que le de son suficientes para que pague el muy cobarde.
Le doy uno, dos, tres, tantos golpes que pierdo la cuenta y no me importa, el idiota intenta defenderse pero su fuerza es menor que la mía y no es suficiente para competir con la furia que corre por mi sangre. He estado furioso antes pero no sé compara con la furia que recorre todo mi cuerpo en este momento. Estoy cegado por el enojo que mi único pensamiento es golpearlo hasta la muerte.
—¡Basta!— pide con la boca llena de sangre.
No lo hago, mi visión es completamente roja y las ganas de asesinarlo son demasiado fuerte, gruño golpeando cada centímetro de su cuerpo hasta oír el crujido de sus huesos, su sangre salpica manchando mi costoso traje, ver su cuerpo magullado me llena de satisfacción y más su súplicas llorando patéticamente.
Su cara estalla de tanto llorar, sus fracciones están irreconocibles y prácticamente está casi desmayado pero no es suficiente, nada es suficiente para recompensar todo el daño que hizo.
—¡Para, por favor!— súplica desesperado.
Eso solo provoca que me enfurezca a un más. Lo levanto sin el mínimo esfuerzo, lo empujó hasta la estantería llena de vidrios, se rompen y la mayoría penetra la piel de su espalda, grita y gime pidiendo ayuda pero nadie llega a su rescate y ni lo hará, soborne con la suficiente cantidad de dinero a sus guardias para que no lo protegieran.
La puerta se abre y la mujer de piel morena se tapa la boca sorprendida de ver a su amado casi moribundo en el piso.
—¿Qué le pasa?— histérica intenta llegar hasta Santiago pero la tomo de la cintura.— ¡Suéltame, la policía está por llegar!
Me río por su ridiculez.
—Dulzura, que Santiago crea que gobierna D.C no quiere decir que tenga más poder que yo, la policía hará lo que pido y si no quieres que está basura muera, lárgate de mi vista.
—¡No, no lo dejaré solo!
—Te doy la oportunidad de irte solo porque no tienes nada que ver en este asunto— Le susurro en su oído, se tensa, un escalofrío recorre su cuerpo—, Pero si no te vas en este momento me importara muy poco que seas mujer y te quitare de mi camino.
La amenaza la hace jadear, se da la vuelta mirándome con esos enormes ojos marrones con miedo y no niego que disfruto de su terror, baja a ver la sangre en mi traje, ve por ultima vez a su jefe antes de encaminar hacia la salida.
—Chica lista.
Se sonroja apartando la mirada, alcanzo a ver el deseo en ellos.
—Por favor… no te vayas.— alcanza a murmurar Santiago, estira la mano hacia ella.
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Volveré A Verte [#1] NUEVA VERSIÓN
Romance[E-N- P-R-O-C-E-S-O] DUOLOGÍA VOLVER- Libro I --- Leila Miller regresa después de años con un solo propósito: vengarse de las personas que le hicieron daño. Vuelve más fuerte y poderosa que nunca, como dueña de una de las empresas de seguridad más...