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— Suficiente— espeté deseando que esta situación llegase a su fin de una vez por todas.— Escucharé lo que tengas que decir, pero ¿podrías dejarme en libertad?, puedo caminar sin la ayuda de tu guía— escucharme decir aquello pareció haberle hecho caer en la realidad, ya que al estar un pie afuera de la facultad terminó por soltar mi mano.— Gracias— murmuré mientras observaba a mi costado en un acto de incomodidad.

Posé mi mirada en él al cabo de unos segundos de silencio, se encontraba de espaldas sin decir nada. Ingenuamente esperé unos momentos más, porque sí, quería saber el motivo de sus desconcertantes e inesperadas acciones.
Desvíe la mirada al éste por fin darme la cara después de un rato.

Tragué con pesar al volver a dar con sus ojos, aquellos hermosos ojos marrones que solían brindarme tanta paz y calidez.

Esperé unos segundos más a que se dignara a hablar, sin embargo, él solo me miraba fijamente, haciéndome sentir más nerviosa de lo que ya estaba. Verdaderamente, no sabía qué pretendía con todo esto, pero aún seguía parada frente a él en espera de algo que podría jamás suceder.

Cansada de ello me decidí por emprender mi camino a casa. Es aquí cuando recuerdo la última vez que miré la hora en la pantalla de mi celular, y no puedo evitar recriminarme por lo estúpida que fui al dejarme llevar por Choi.

Genial Nabi, el último autobús ha partido y no queda más que caminar.

El sentir su mano en mi muñeca me trajo de vuelta en sí, aún cuando creí que ya le había dejado atrás. No queriendo lidiar más con él me solté de su agarre en un movimiento rápido, afortunadamente, teniendo éxito esta vez. Tal acción provocó que Choi clavase su mirada en mí luego de ello, pero siendo la cobarde que era, dirigí la mía hacia un punto perdido a su lado.

— Trabajaré en el proyecto— le escuché decir. Confundida por lo que acababa de decirme hice contacto visual.

— ¿Qué?— aquello salió sin más de mis labios.

— Lo que escuchaste— soltó, como si fuese de lo más normal— No es necesario que vuelvas a quedarte hasta tarde.

Aunque su tono de voz siguiese siendo frío, serio y cortante conmigo, sus últimas palabras me dejaron pensando mucho. Su significado hacía que mi pobre corazón se ilusionase tontamente.

— Bien.

Y como si mi vida dependiese de ello, di media vuelta para emprender mi camino, necesitaba huir, cuanto más lejos de él mejor.

— Kim— ignorando por completo su llamado aceleré un poco el paso. Ahora no podía verle, no con todas mis emociones a flor de piel, honestamente, no sabía qué ocurría en estos momentos conmigo; de un lado las ganas de llorar por la frustración y el resentimiento me inundaban y por otro la alegría de comprobar que aún existía interés y preocupación hacia mí de su parte no me dejaba pensar con claridad el actuar de mis acciones— ¡Kim!— alzó un poco su voz, pero por ningún motivo me detuve. Al cabo de unos segundos, no volví a escucharle más, lo que me hizo pensar que se había rendido.

Respiré profundamente al mismo tiempo que cerraba mis ojos con brevedad, sintiendo un alivio expandirse por todo mi cuerpo.
Continué mi trayecto aún con un nudo de pensamientos atacándome sin cesar, pero cuando estoy por llegar a la esquina puedo sentir y escuchar el parar de un auto a mi lado izquierdo. Por instinto llevé mi atención a él, pero bastaron unos segundos para regresarla al frente.

— Sube— pidió tomándome desprevenida. No hice caso y simplemente retomé mi marcha. Me fue inevitable no morder mi labio inferior al verle comenzar a seguirme en el coche despacio— Sube— repitió, y esta vez le observé.

|| WITCH || Choi ChanheeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora