|| WITCH || Choi Chanhee

022

— Maestra Nabi— escuchar a la pequeña Heejin llamándome desde su lugar, me hizo encaminarme enseguida dejando de lado el acomodo del material utilizado con anterioridad. La clase estaba por finalizar, por lo que me encontraba guardando lo que ya no tendría ningún uso y que quedaba como evidencia para nuestro trabajo.

— Sí Heejin— me agaché a la altura del mesabanco quedando a su lado.

— Tengo una pregunta chiquita— jugueteó con sus dedos mientras me sonría. Realmente no podía con la ternura que me daba.

— Adelante, puedes decírmela— le sonreí de igual forma, dándole confianza.

— ¿El maestro Chanhee es su novio?— susurró, regalándome otra sonrisa. Aquello definitivamente me había tomado desprevenida, por lo cual me fue imposible responderle inmediatamente.

— ¿Cómo linda?

— Sí, ¿que si el maestro Chanhee es su novio?— volvió a preguntar con inocencia.

Para ser una niña de 8 años, me impresionaba el hecho de que supiera tanto de esos temas.

— No pequeña, solo somos amigos— aclaré en un tono bajo, solo para que ella pudiese escucharme.— ¿Por qué lo dices?

— Es que cuando la mira, la mira bonito— ensanchó su sonrisa una vez terminó de responderme y jugueteó nuevamente con sus manos sobre la mesa.

— ¿Me mira bonito?— regresé con una sonrisa en mis labios, la manera en la que se expresaba me parecía muy linda.

— Sí, lo hace y está siempre viendo en qué ayudarla— añadió, puntualizando con sus deditos.— Yo le pregunté el otro día y me dijo que es porque la quiere mucho.

Escucharla decir aquello tampoco fue algo que esperase, por lo que guardé silencio por unos segundos, esperando volver a entrar en razón luego de que mi mente comenzase a volar.

— ¿Que me quiere mucho?

— Sí maestra Nabi, hasta se le hicieron más chiquitos sus ojitos cuando sonrió al decírmelo— explicó emocionada y muy metida en la conversación.

Estaba claro que no podría quitarme las palabras de la pequeña Heejin de la cabeza, al menos no por este día.

Sonreí sin siquiera tomar un mínimo esfuerzo.

Ahora, ¿por qué me emocionaba saber dicha información? ¿por qué le había tomado tanta importancia?

Y con aquellos reclamos en mente, deshice la brillante sonrisa que quizás permaneció impregnada en mis labios por algunos instantes.

Oír el timbre de la escuela me hizo dirigir mi atención nuevamente a Heejin, quien ahora se encontraba ocupada terminado de colorear su dibujo.

— Creo que es hora de salir a comer linda, ¿trajiste algo para almorzar?— al momento obtuve un animado movimiento de cabeza como respuesta positiva.— Excelente, ¿nos vemos mañana entonces?— la pequeña volvió a asentirme con una sonrisa en su rostro y salió del aula dando unos saltarines pasos.

Sonreí de manera fugaz mientras me encaminaba hasta el escritorio principal, aquel que se encontraba lleno de materiales regados por doquier.

Sintiendo el tiempo venirnos encima, me apresuré a guardar las cosas en sus lugares correspondientes.

De reojo podía observar cómo Choi aún se encontraba concentrado apoyando al pequeño Daemin con su portada dibujada para su grandioso cuento.

Dándoles unos minutos más para terminar continué con mi tarea actual: juntar los escritos de cada uno de los chicos.