|| WITCH || Choi Chanhee

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— ¿Te gustó la película?— la pregunta de Choi hace que despegue mi mirada del tarro de palomitas acarameladas que sostengo entre mis manos con bastante gusto.

— Fue buena, entretenida, pero terrorífica jamás— bromeé enseguida. Chanhee se había estado sobresaltando en su lugar con facilidad durante todo el filme, contando que de vez en cuando se daba la libertad de entrelazar su mano con la mía.

— Jamás— me siguió el juego.

— ¿Seguro?— regresé mirándole con una sonrisa burlona en mis labios.

— Por supuesto— afirmó con un ligero asentimiento de cabeza.

— Claro— reí brevemente— y por eso te aferrabas a mi mano como si tu vida dependiese de ello.— continué divertida. Obteniendo que detuviese mi andar al este colocarse frente a mí.

— Eso, señorita Nabi— sonrió— es lo que se hace en una cita.

— ¡Oh! ¿esto es una cita?— enarqué mi ceja— a mí nunca me lo aclararon joven— devolví sonriente, ganándome una risilla de su parte.

— ¿Cómo le gustaría a usted que se lo aclarase señorita?— preguntó divertido, acercándose un poco más.— Y sobre lo primero, usted jamás se quejó, diría yo que lo disfrutó en todo caso.

— Si digo que sí sería admitir una derrota, así que omitiremos eso último— sonreí ampliamente.

— Tengo algo para ti— mencionó al cabo de unos segundos, con una encantadora sonrisa en sus labios.— Espero te guste— pronunció al momento en que abría aquella pequeña caja frente a mí, sacando a su vez un hermoso collar con dije de mariposa.

— Es muy bello, realmente lo es— comenté alegre en cuanto tuve de regreso el habla.

— ¿Puedo?— pidió permiso para ponérmelo dados unos instantes. Asentí despacio como respuesta. Sentir el cálido toque de sus dedos, provocó que una corriente eléctrica me recorriera de pies a cabeza y que el zoológico en mi estómago se despertase.

Quedar a escasos centímetros de distancia después de ello, me hizo tragar en seco. Nos encontrábamos en medio de los pasillos del cine, pero eso no parecía tener importancia en estos momentos.

— Gracias Chanhee— dije casi en susurro debido a la cercanía, sintiendo mis emociones a flor de piel.

— Nabi, ¿aceptarías mi corazón aún después de haber cometido el mayor de los err-

— Lo acepto— interrumpí al instante, no dándole la oportunidad de siquiera terminar.— Lo acepto— volví a repetir con mayor suavidad, haciendo que de sus labios surcase una linda sonrisa— si igual aceptas a mi alocado corazón.

— ¿Puedo besarte?

— Creí que ya habíamos superado eso— respondí, obteniendo una leve sonrisa antes de recibir sus labios.

Mi corazón iba a mil por hora, pero eso no evitó que colocase mis brazos al rededor de su cuello para profundizar el beso. Definitivamente viviría el momento. Nuestro momento.

Había enloquecido, claro que lo había hecho, ni por un instante se me habría ocurrido en el pasado hacer este tipo de demostraciones afectivas en público, sin embargo, hoy era diferente, tan diferente, quizás me encontraba hechizada, pero ese no era un problema para mí justo ahora.