|| WITCH || Choi Chanhee

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— Definitivamente el mejor helado— di a conocer con una sonrisa impregnada en mis labios mientras alzaba ligeramente mi cono— O al menos por ahora lo es, así que debo darle su merecido reconocimiento— escucharle soltar una risilla a mi costado me hizo sentir tan lindo que tuve que llevar el helado a mi boca para no sonreír bobamente.

Tenía que razonar, concentrarme, no podía simplemente dejarme llevar. Para nada.

Sentirle atraerme hacia él repentinamente me sacó de mis fugaces pensamientos en un segundo.

— Cuidado— susurró, debido a la inesperada cercanía. Sonreí sintiéndome plenamente avergonzada después de ser consciente de lo que había pasado. Gracias a dios me había evitado un doloroso choque contra alguien que venía en bicicleta a una indebida velocidad para estar en un parque.

— Gracias, ¿estuvo muy cerca, cierto?— verle ladear un poco su cabeza, mientras en sus labios surcaba una divertida sonrisa fue suficientemente para que yo olvidase por un momento qué era lo que había preguntado con exactitud.

— Un poco, sí— terminó por ensanchar su sonrisa.

¿Se estaba burlando de mí?, pero ¿por qué en vez de provocarme molestia, me resultaba tan atrayente e hipnotizante?

Correcto, había perdido la cordura, quizás era eso; y quizás, solo quizás, aquel movimiento repentino había conducido a un terrible fallo. Sí, lo más probable es que fuera eso, tal vez solo era cuestión de enfocar mi atención en otra cosa y oxigenarme un poco.

— ¿Sucede algo?— oírle preguntarme aquello me hizo regresar en sí.

— No, no.— negué al instante, para enseguida desviar mi mirada al frente.— ¿Cómo supiste de la heladería?

Cambiar de tema siempre era una buena opción en situaciones así.

— De hecho lo escuché de Sunyoung— respondió, ganándose devuelta mi mirada— El otro día que vino a visitar a Leeni le insistió en ir, asegurándole que eran inigualables. Casualmente lo oí cuando me dirigía a la cocina en busca de agua— explicó con calma, para continuamente, terminar su cono de helado.

— ¿Casualmente?— regresé divertida.

— Casualmente, es correcto— asintió, siguiéndome el juego.— Después de ello no tuve salida para negarme a traerlas hasta acá.

— Sabría mal desaprovechar las jugosas oportunidades que te presenta la vida, fueron inteligentes— opiné con una gran sonrisa en mis labios.

— Pobre de nosotros— colocó una mano en su pecho fingiendo angustia, lo cual me hizo soltar una carcajada.

— Concuerdo, son un dúo loquísimo— solté aún riendo, provocando que este enseguida se uniese a mí. Extrañaba momentos así, de paz y alegría, pero sobre todo de risas.

Deseando que aquella sensación no me abandonara tan rápido observé a mi alrededor, sin embargo, para mi decepción, ya había anochecido por completo.

— Nabi,— pronunció mi nombre, obteniendo mi atención a los segundos— ¿qué probabilidad hay de que rentemos una bicicleta?

— ¿Qué?— devolví, totalmente perdida.

— Que si qué probabilidad hay de que rentemos esta noche una bicicleta antes de regresar a casa.

— ¿Perdiste la cabeza?

— No, estoy muy seguro de que sigue en su lugar— contestó de lo más normal, al mismo tiempo que señalaba su cabeza de modo chistoso.

— ¡Choi Chanhee!— advertí, podía ver cómo se encontraba disfrutando de la situación.