capítulo 3

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Sunghoon llegó a su casa, no podía procesar lo que había escuchado.
Eran las ocho de la noche, su padre lo había llamado a cenar y obedeció.

Después de eso, se duchó, se cambió y se puso una camisa larga para irse a dormir.

No podía conciliar el sueño, muchas cosas pasaban por su cabeza, pero intentó darlo por alto.

Se despertó para ir a la universidad.

Algo que Sunghoon cuidaba mucho era su apariencia, la ropa que llevaría, el peinado, todo lo planeaba antes de irse a dormir. Pero ayer no lo hizo, y hoy se puso lo primero que encontró.

No tenía ánimos para nada, peinó su pelo con las manos y se lavó los dientes después de desayunar, para luego ir al bus que lo estaría esperando.

Sintió la mirada de algunas chicas, y escuchaba algún que otro susurro.

- Es que aunque no esté tan bien cuidado como siempre, sigue siendo igual de atractivo.

- Es hermoso

- ¿Vieron su pelo? Es precioso.

Cosas así decían sobre él todos los días.
Se sentó junto a Sunoo, que le miraba con una expresión preocupada.

- ¿Estás bien? - Preguntó Sunoo, no era normal que su amigo viniese así de descuidado.

- Sí, no te preocupes. - No tenía planeado decirle a nadie que encontró a Jieun.

Sunoo solo asintió, y llegaron a la uni.

Sunghoon llegó a su casillero y de ahí se le acercó una chica.

- Hola Sunghoon. - Era Hyewoo, ella y él eran los más populares en la universidad, muchas personas decían que harían excelente pareja.

- Hola Hye. - Sonrió levemente.

La contraria se sonrojó por aquel apodo.

- Me preguntaba si hoy irías al parque conmigo. - Una sonrisa amplia apareció en el rostro de la chica.

- Hoy no puedo. - Dijo viéndola intentando aparentar lástima. - Tengo algo que hacer. - Ese "algo que hacer" tenía nombre y apellidos.

- Puedo acompañarte si quie-... - Fue interrumpida.

- No. - Negó rotundamente. - No puedes. - Dijo fríamente.

- Está bien, mañana entonces. - Hizo un puchero y depositó un corto beso en la mejilla de Sunghoon. Cosa que no causó ninguna emoción en el contrario y ella lo notó.

Al entrar al aula, la chica se encontraba dibujando en su cuaderno mientras esperaba a su compañero de codo.

- Hola - Saludó el pelinegro

- Hola - Contestó la chica sin mirarle.

- ¿Qué dibujas? - Sunghoon iba a mirar, pero Hyewoo cerró el cuaderno enseguida.

- No seas cotilla. Pregunta antes de hacer algo. - Rodó los ojos.

- ¿Te pasa algo? - Preguntó el pelinegro

- No. Nada. Estoy perfectamente, de hecho ni te molestes en hablarme en lo que queda de día. ¿Te parece? - Sonrió sarcásticamente.
El chico no tuvo respuesta a eso.

Las clases acabaron rápido, y él decidió que iría al hospital directamente.

Llegó y pidió acceso para la habitación de Jieun.

- ¿Otra vez usted? - Dijo la recepcionista.

Sunghoon la miró con timidez.

- Ayer fue una excepción, hoy no lo dejaré entrar. - Dirigió la mirada a sus apuntes.

- Por favor, tenga compasión. - Suplicó el joven. - Mire... me he enterado que le quedan dos meses y algunos días más de vida, por eso quiero aprovechar y estar el máximo tiempo con ella.

La recepcionista le miró con lástima.

- Por favor. - Dijo por última vez.

- Pase, pero sea cuidadoso.

Sunghoon sonrió y se dirigió a la habitación de Jieun.

Tocó la puerta y no hubo respuesta.
Tocó una segunda vez.

- Pasa. - Respondió vagamente la chica.

La figura de Sunghoon se dejó ver, dejando a una Jieun con más ganas de morir.

- Otra vez tú. - Dijo con pesadez.

El chico asintió la cabeza.

- ¿Qué quieres? - Dijo con una expresión seria.

- No me voy a ir hasta que me digas qué es lo que te pasa.

La expresión de Jieun cambió, ahora sus expresiones estaban relajadas, no sentía tensión.

- Joder, sí que eres pesado. - Rodó los ojos. - No quiero que lo sepas. - La chica se caracterizaba por tener un gran orgullo.

- ¿A qué se refería el doctor con que te quedaban dos meses? - Él ya sabía la respuesta, pero quería que la propia chica lo dijese.

La relajada cara de la chica, pasó a una con rabia, se notaba incluso en el aura.

- Quién te dijo eso. - Respondió secamente, incorporándose de la camilla.

- Quiero que me res-... - Fue interrumpido por la elevada voz de Jieun.

- He dicho que quién que dijo eso.

- Ayer cuando salí de tu habitación, escuché al doctor hablando con tu madre, no sabía de qué estaban hablando, por eso te pregunto. - Mintió, sí sabía.

La contaria solo suspiró y cerró los ojos.

- Me estoy muriendo, Sunghoon. - Dijo con un tono de voz suave y calmado, todavía manteniendo sus ojos cerrados.

- ¿Qué? - Sunghoon se preocupó aún más. - ¿Qué es lo que te pasa, Jieun?.

La última nombrada soltó una lágrima. - Cuando tenía cinco años me diagnosticaron cardiomiopatía hipertrófica, significa que un músculo de corazón va aumentando cada vez más, impediendo que la sangre circule. Y pues no ha parado de crecer, ni parará. - Miró al pelinegro con los ojos llenos de lágrimas.

No pudo evitar abrazarla con muchísimo cariño y cuidado.

- Escucha...Sé que no nos hemos visto desde hace más de cinco años, pero quiero que sepas que voy a estar contigo hasta el final. No sé si de pequeño te lo demostraba tanto, pero realmente te quise y lo sigo haciendo. - Se separó de ella para mirarle a los ojos - Así que haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz. - Ambos tenían lágrimas decorándoles las mejillas.

Así los dos jóvenes se abrazaron, transmitiéndose el amor y cariño que no habían recibido desde hacía mucho tiempo.

 ﹟ 𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡𝗧𝗬 𝗗𝗔𝗬𝗦 ﹫ park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora