Capítulo 4

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Capítulo 4

-          Qué bueno que hayan venido, adelante, adelante- saludó mi madre a las personas que iban entrando. Se oía contenta. 

-          Qué linda casa, Molly, gracias por invitarnos- todavía no podía ver a la persona que estaba hablando, pero supuse que era la madre. ¿Laura? sí,  se llamaba Laura.

Cuando todos entraron al comedor, donde estábamos Alex y yo, mamá nos presentó:

-          Ellas son mi hija Leah, y su amiga Alex.

            Saludamos uno por uno a los nuevos, con un hola” o un “¿cómo estás?”.  Aproveché para mirarlos, tipo espía ultra secreta.

            La madre, era una mujer bajita con cara amable, y grandes mejillas coloradas. El padre, comparado con ella era un tipo alto y delgado, algo serio, pero igual de tranquilo que su esposa. Al parecer, tenían tres hijos: dos chicos y una chica.

            A simple vista, el mayor de los hermanos se veía alto y grande. Bueno, por lo menos más alto y más grande que yo (que soy más bajita que casi todo el mundo). Tenía el pelo marrón súper oscuro, corto, pero no tanto, y los ojos del mismo color. Lo que más me llamaba la atención era su amplia y relajada sonrisa. Era como“bitch please, soy genial, admírenme”

            La del medio era la chica. Era muy parecida  a su madre, tenía la misma cara serena, el pelo oscuro y los ojos azules y gélidos. Si hubiera tenido que describirla con sólo una palabra, hubiera dicho que se veía frágil, frágil y delicada como un copo de nieve.

            Y el más chico, se veía súper simpático. Sonreía tímidamente. Daba la impresión de que tenía la edad de mis hermanos, pero se veía  un poco más alto. Tenía el pelo marrón, corto atrás y un poquito más largo adelante. Sus ojos eran grandes y profundos.

            Después de haberlos mirado lo suficiente, (espero que no me hayan tomado por una acosadora, o algo así), salimos al jardín. Cuando ya todos se saludaron, nos ubicamos en la mesa. Me senté entre Emily y Alex.

            Mi padre sirvió las hamburguesas, y se sentó a conversar.  Se veía feliz, al igual que mamá. En realidad, todos estaban contentos, pero se notaba más en ellos dos.

            De nuestro lado de la mesa, nadie se animaba a  hablar, ni siquiera yo. Todos comían en silencio. Por suerte el menor de los hermanos Nielsen rompió el hielo:

-          ¿Por qué tan callados? ¿Qué les parece si nos presentamos?- asentimos enérgicamente- Bueno, yo empiezo. Me llamo Peter, tengo catorce.  Ahora, alguien que siga… esto es un poco incómodo.

-          Soy Abby- habló la chica de la cara tranquila, de forma  suave y casi melodiosa- tengo diecisiete.

-          Soy Sam- se presentó el más grande, con una voz tremendamente grave-, tengo veintiuno.

Alex fue después de Sam:

-          Me llamo Alex, tengo veinte.

-          Soy Leah, tengo dieciocho.

-          Me llamo Emily, pero pueden decirme Em, tengo catorce.

-          Me llamo Zack, tengo catorce-  mi hermano imitó la voz de Emily, y nos sacó una carcajada. 

Cuando terminaron las “presentaciones”, empezamos a charlar de las cosas que hacíamos, a lo que nos dedicábamos... ya saben, toda esa basura que uno cuenta cuando habla con alguien que no conoce, ¿no?.  Por suerte ya todos habían empezado a soltarse un poco más, y hablaban más relajados:

Under London's Sky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora