Capítulo 7 (maratón parte 1)

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Holaaa! NO pude evitar escribirles este mensajito antes de que empiecen a leer el cap.  LEAN CON ATENCIÓN!

LLEGAMOS A 500 LEÍDAS! Osea, ¿entienden lo que es eso? MEDIO K! Cada vez llegamos más lejos, no saben lo feliz que me hace! Me alegro de que les esté gustando lo que escribo, nada me pone más contenta que eso. Gracias infinitas a todas las que leen, a las que votan, dejan comentarios, de verdad, me ayudan a mejorar la historia día a día...  

Bueno, eso, a partir de ahora empieza el tan prometido maratón de capítulos, en honor al 1/2 K! Va a consistir en 3 o 4 caps seguidos, ATENTAS!Les juro, que si llegamos a mil leídas regalo muffins! Ya lo dije, y no es mentira, REGALO MUFFINS a quien se cruce en mi camino.

Así que, eso :) nos leemos más abajo, en la nota de autor. 

Ahora, a disfrutar del cap!

PD: Ya vieron a la ricura polar en multimedia? ES AUSTIN asdsasdsadsa BUENO, EMPIECEN A HIPERVENTILAR.

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Capítulo 7

-          Ya vi que no entendieron nada de lo que acaba de pasar- volvió a suspirar Alex.

-          La verdad es que no- admití.

-          Sucede que… bueno… sucede que conozco a ese estúpido desde hace bastante tiempo… creo que, incluso, desde antes de nacer.

Sólo bastó con escuchar esas palabras para que Emily y yo llegáramos al borde del desmayo. ¿Qué acababa de decir? No tuvimos palabras para preguntar nada, sólo seguimos escuchando a Alex en silencio.

-          Resulta que sus padres y los míos, eran muy amigos en la secundaria. Para serles sincera, siempre fueron muy unidos. A tal punto que, después de varios años de amistad, seguían juntándose todo el tiempo. Si es que no veían una película o cenaban juntos, como mínimo compartían una taza de café, pero nunca dejaban de reunirse. A veces ellos iban a nuestra casa, otras, nosotros íbamos a la suya.

Y, como ya se deben haber imaginado, de pequeña por poco me obligaban a estar ahí, en cada reunión, de principio a fin… y…  bueno, digamos que a Austin también.

 Como éramos hijos únicos, y bastante antisociales, nuestras madres se entusiasmaban en que nos hiciéramos  “súper amigos”. Nos obligaban a prestarnos los juguetes, a compartir las galletas, a ver juntos la televisión, a “convivir”…  pero la verdad es que, desde el primer momento en que vi a ese rubio teñido, supe que era totalmente lo opuesto a mí.

Yo era la típica niña tranquila, que se puede quedar sentada por horas sin molestar. Educada, callada, relajada…

-          Igualita a ahora- solté, irónicamente.

-          Por supuesto que sí- contestó Alex sonriendo- bueno, prosigamos. Austin Roads era, y actualmente es, la persona que menos se parece a mí en todo el planeta.

Para resumir un poco, los únicos recuerdos que guardo de él, son horribles. Desde que tengo memoria, ese estúpido se ha esforzado por hacerme la vida imposible, incluso ahora, tal como ven.

Justamente, cuando teníamos siete años, agarró la manía de hacerme bromas pesadas, sin ningún sentido: cambiaba el azúcar por sal cuando tomábamos el té, le ponía pimienta a mis galletas, a veces le metía picante a las palomitas de maíz sin que me diera cuenta… era un demonio, y me desquiciaba. Hubo un tiempo en el que se empeñaba en reírse de mí por cada cosa que yo hacía: si la ropa que me ponía era fea, era el primero en hacérmelo saber. Si decía una palabra fuera de lugar, por más insignificante que fuera, él se burlaba de mí hasta que me marchaba de su casa llorando...  En ese momento fue cuando me puso el apodo de “pequeña suricata”.

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