Capítulo 1

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Capítulo 1

Crucé la puerta del departamento y me saqué los zapatos de plataforma plateada que tenía puestos esa noche.  En pocas palabras, me estaban matando.

No podía hacer ni el más insignificante ruido a esas horas de la noche. Si llegaba a despertar a Alex, estaba segura de que iba a matarme. Y créanme, no tenía muchas ganas de ser asesinada por mi mejor amiga un viernes a la noche.

       De la forma más silenciosa que mi torpe y pequeño cuerpo me permitió, y sin prender ni una luz, me deslicé  entre los muebles del living, para ir directamente al baño.

            Lo primero que hice al entrar, fue mirarme al espejo para comprobar mi estado. Al instante deseé no haberlo hecho. Parecía un zombi. Obviamente, la falta de sueño había dejado su marca.

Me saqué el maquillaje con crema, y desarmé la trenza que llevaba unos minutos atrás, dejando que el pelo me cayera por la espalda.

            En silencio, fui a mi cuarto, pero antes me detuve frente a la puerta del de Alex.  Contuve la respiración para no despertarla, y eché un vistazo: estaba completamente dormida abrazada a un almohadón. Tenía la boca abierta y su pecho subía y bajaba rítmicamente. Hasta roncaba. Suspiré de alivio mentalmente, y entré a mi habitación.

Sin dar más vueltas al asunto, busqué en el armario una camiseta gigante que suelo usar para dormir y un short, y volví al baño. Me duché rápido, me puse la ropa cómoda y unas pantuflas de perrito (sí, uso pantuflas de perrito).

Sentía la garganta tan seca como el desierto (o sea, tenía MUCHA sed, por si queda alguna duda), así que lo último que hice fue ir rápida, y silenciosamente a la cocina por un vaso de jugo de fruta.

            Abrí el refrigerador, y literalmente metí la cabeza adentro, hasta que encontré la botella. También saqué un vaso de la alacena, y lo llené hasta el borde.  Creo que si la delicia misma fuera una bebida, sería este jugo de fruta, sin exagerar. Es un mix de arándano, frutilla, naranja y durazno que creamos con Alex, en una de nuestras tardes de aburrimiento. Nunca pensamos que iba a quedar taaaaan rico. No veía el momento de tomar un buen trago.

 Pero justo cuando me estaba llevando el vaso a los labios, la luz de la cocina se prendió. Me giré rápidamente, con el corazón latiendo a mil por hora del susto que me había llevado. Tengo que admitir que el vaso estuvo a punto de caerse de mi mano.

-           ¿Qué es todo este ruido? La gente quiere dormir-  soltó Alex medio dormida desde la puerta, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Listo, estaba muerta. Adiós mundo cruel.

-          Lo siento, en serio, n-no quería…- intenté modular una disculpa, porque, siendo sinceros, no tendría que haber dado tantas vueltas antes de acostarme, pero lo único que conseguí fue balbucear sin sentido.

-          Eh, es broma, no te asustes, te estaba esperando.

-          No me mientas… - reí, relajándome. Mi amiga me miró con los ojos entrecerrados, y una sonrisa -  cuando pasé por tu cuarto estabas dormida como un bebé.

-          Eso es lo que te quise hacer creer… y veo que funcionó.

-          Supongamos que te creo…- suspiré derrochando sarcasmo.

-          ¡Estoy hablando en serio! Estaba actuando, no tengo sueño para nada.

-          Claro, claro, lo que te deje volver a dormir tranquila.

Under London's Sky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora