Capítulo 9 (maratón parte 3)

311 32 15
                                    

Capítulo 9

-          No tengo muchas ganas de trotar- suspiró con desgano Alex cuando pusimos el mantel en el suelo y sacamos la comida-, mejor me quedo  leyendo un poco.

           Habíamos ubicado nuestras cosas bajo la sombra de un gran árbol. El mantel a cuadros estaba en el pasto, con todas las cosas que planeábamos comer arriba. Emily se había sentado con las piernas cruzadas a dibujar.

-          Pero, Tom está como loco- rezongué-, tiene ganas de correr, y yo igual.

-          Entonces vayan ustedes dos a pasear un poco, yo me quedo cuidando las cosas, y mirando a Emily- Alex me guiñó un ojo.

-          Está bien…-suspiré.  Hubiera preferido  que alguna de las dos fuera conmigo, pero acepté de todas formas.

           Tomé al cachorrito,  le puse la correa azul de todas las veces, y empezamos a caminar. Yo llevaba puestos mis auriculares con canciones de Green Day sonando a todo volumen. Era como el paraíso.

              Hay que admitir que Millbank Gardens es un parque pequeño y poco conocido, pero hay algo especial sobre ese lugar.  Los picnics y los paseos ahí siempre son geniales. Hacía bastante que no me daba una vuelta…

            Justo ese mediodía, se podía notar a simple vista que las hojas secas cubrían la mayor parte del pasto.  El sol estaba en su punto más alto.

Tom y yo caminábamos lento, disfrutando de cada paso. El viento me movía el pelo, pero yo no hacía nada para acomodarlo. Estaba bien así. Todo estaba bien.

           “Boulevard of Broken Dreams” empezó a sonar mientras recorríamos el parque. Tom pisaba las hojas caídas haciéndolas crujir, y movía la cola totalmente feliz.

Cuando la canción llegó al estribillo, el viento se hizo más fuerte y se mezcló con la música. Bajé la vista, y me concentré en la letra:

My shadow's the only one that walks beside me
My shallow heart's the only thing that's beating
Sometimes I wish someone out there will find me…

            En verdad lo estaba pasando bien.  Aceleré un poco el paso, y el cachorrito me imitó. Íbamos trotando, por así decirlo. Cada vez escuchaba más cerca los latidos de mi corazón.  Bum, bum.

             Y de repente, como salido de la nada, algo me chocó de frente.  Caí al frío suelo de espaldas, y sentí automáticamente el agudo  dolor que empezaba a aumentar en el brazo derecho y parte de la cintura.  

Dios, que no me haya quebrado nada – fue lo primero que pensé.  La simple idea de usar un yeso por meses siempre me había aterrado.

Traté de disimular un poco, pero ya era obvio que me había caído. No podía fingir que se me había perdido un lente de contacto, o algo así… 

            Así que, como pude, me senté, un poco mareada, e intenté ver con qué me había chocado.  Alcé la vista y caí en la cuenta de que tenía todo el pelo sobre la cara, y el sol me estaba dando de frente. Prácticamente estaba ciega.  Genial.

             Escuché a alguien insultando cerca de mí, pero  no pude verlo.

Maldito el sol, maldito el que me tiró al piso, maldito todo. Pero más que nada, doblemente maldito mi pelo. Lo único que hace es estorbar. Me lo corrí de la cara, frustrada.  

Under London's Sky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora