tormentas

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Acabó en la borrasca
perdida y sin alma,
lluvia en los ojos
y la sombra del cuerpo
acompañaba los versos
que escapaban al aba.
Los ojos vidriosos
como cristales rotos
tras una fuerte tempestad
que quería apaciguar
con un poco de sexo
al son del viento
que secó las lágrimas
y se llevó palabras
con el tiempo.

Museo de nuestras almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora