Capítulo 9: Mente

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Había pasado cerca de tres semanas desde la última vez que vio a Bakugou, el rostro cansado y desanimado del rubio continuamente se le aparece como un viejo cuadro con grietas, una imagen que le hace sentir afligido porque sabe perfectamente que fue un completo insensible al decirle todo aquello, sin embargo, no pudo encontrar otra forma para hacer que se alejara de él por fin.

Aunque, siendo más que osado, creyó que tendría a Katsuki rondando por su casa al menos unos días después de lo sucedido, pensó que tendría un nuevo encuentro casual en la parada del autobús, una mirada furtiva al comprar su café de camino al trabajo.

Y nada.

Bakugou desapareció de su vida tal y como se lo pidió, y en serio trataba de creer que era lo mejor para ambos, porque si piensa en sí mismo, no puede dar todo de sí a Bakugou, él debería estar con alguien que se desviva de amor de la misma manera que le demostró en sus pocos meses juntos, así como una historia de cuentos de hadas y no quedarse con alguien que tiene demasiados enredos como para averiguar si su vida tenía futuro.

Así es, lo que hizo Deku fue un mero acto de bondad hacia el rubio, porque le libró de sentirse insuficiente a su lado, de amarrarlo a pesar de sentirse seguro en sus brazos, increíblemente de saberse querido, porque Izuku no podía permitirse aquello.

Nadie podría ocupar jamás su lado, y aunque el pequeño ser que crece en su interior le recuerda que ellos de alguna forma siempre estarán unidos, las cosas siempre tuvieron un final trazado, los planes habían salido diferentes.

Bakugou aprendió a no confiar en nadie e Izuku haría su sueño realidad.

¿Entonces por qué ninguno de los dos se sentía lo suficientemente satisfecho?

Con el té enfriándose en la taza de porcelana, Midoriya repasa una vez más la mano por su nuevo vientre, porque ha estado creciendo y poco a poco será necesario enfrentar a la realidad de lo que vendría.

Ni las dos cucharadas de miel hicieron que el sabor amargo se fuera, porque no hay día en el cual no discuta si es que está haciendo bien o mal.

Ni todos los suspiros del mundo logran calmarlo, pero tampoco hacen que cambie de opinión.

☙◆❧

—Tienes que venir. — el bicolor había tomado del brazo fuertemente a Bakugou, cuando éste se disponía a irse al metro para ir a encerrarse de nuevo en su departamento, ver películas o perder el tiempo con tops de YouTube de los cuales no se acordaría al día siguiente. —¿Cuál es tu pretexto de hoy?

—Deje la ropa en la secadora y tengo que limpiar mi cuarto porque mi madre vendrá de visita la próxima semana. — casi de inmediato se quiso morder la lengua porque debió haber dicho que iría al día siguiente. —Son cosas urgentes ¿Sabes?

—Sí claro. — Todoroki bufó, pero aun así no le soltó, no era el mejor con las palabras por lo que siguió apretando su mejor amigo. —Si sigues así no vas a salir de esta.

—Algún día tendré que superarlo, no sé por qué haces esto, bueno, sí, te preocupas, pero sabes que voy a estar bien, nadie ha muerto por una ruptura.

—Tampoco quiero que lo averigües. — anotó con un intento de sonrisa. —Tienes que distraerte de todo lo que sucedió, no porque no sepa que vas a superarlo, pero sabes que he pasado por ese camino... yendo a casa no va a funcionar muy bien.

A Katsuki no le quedó de otra mas que darle la razón al otro, y sin mostrar emoción se encaminaron a un bar que frecuentaban los de su trabajo, los días siguientes iban a otro tipo de lugares, desde cafés hasta los sitios más extraños, similares a donde conoció a Izuku.

Nadie más [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora