El delgado aro pasa de un dedo a otro, trayendo recuerdos al rubio que lo compró hace meses. Bakugou todavía no procesa qué es lo que está viviendo, cómo es que ha cambiado tanto en tan poco. —Y pensar que decidí pagarlo a plazos. — era masoquista de su parte querer ver el recibo y con ello recordar su fallida petición.
Le habría encantado que Deku aceptara.
Pero es una realidad que entre más se planea algo, es mucho más probable que salga completamente diferente. Ya no está molesto con el menor ni consigo mismo por ser rechazado, también ha aceptado la idea de seguir estúpidamente enamorado, el golpe de amor incrementó al ver a su hijo por primera vez.
¿Cómo no amaría a Izuku? Si le ha dado tal dicha, si sigue haciendo que su corazón se salga cada que lo ve maldecir porque la cesárea le está jodiendo con cada paso que tiene que dar. Hasta las comisuras llenas de saliva cuando cae dormido le parecen atractivas.
Se estaban esforzando, aprendiendo a ser padres por el bien de Natsuki. Su pequeño bebé gordo no iba a sufrir de sus diferencias, o al menos tratarían de que fuera lo mínimo, que no saliera lastimado como ha sido en el caso de ellos dos.
Tener a sus padres de visita le hizo cuestionarse miles de cosas, desde si sus acciones eran las correctas, o de si era justo criticar a Izuku por su extraño amor enfermizo hacia su difunto esposo, es irónico que por sí mismo tampoco pueda pasar de página con el chico de cabellos verdes.
Por mucho que se imagina superando el fallido amor, algo dentro de sí le impide olvidarse de lo que ha ido desarrollando sentimentalmente. Algunos dicen que es normal, incluso que es parte del famoso proceso del amor, del ciclo que se irá cambiando paulatinamente.
El lastimero llanto de Natsuki le rompe el pensamiento, caminando desde su habitación a la que comparten el menor junto a Midoriya, quien ya lo tiene en el pecho tratando de calmarlo con suaves susurros.
Se siente bien pensar que todo está bien cuando no lo está.
—Idéntico a su padre. — comenta el mayor en voz alta, recibiendo el ceño fruncido de Izuku como respuesta. —¿Quieres que te ayude en algo en específico?
—Sí, tiene hambre. — con esas simples palabras Bakugou entendió lo que le correspondía hacer. —Mi mamá dice que yo no era tan llorón. — las últimas semanas ha sido un constante aprendizaje de los cuidados para con su hijo.
—La mía dice que yo tampoco, a él le debe de gustar la atención. — el agua para la leche se hervía en el aparato especial, mientras que el infante jadeaba por no tener lo que quería en el momento. —Eso de ser un despertador a las tres de la mañana le encanta.
Midoriya asintió, Natsuki podía ser demasiado sensible, pero el médico había dicho que era de lo más normal, que a ellos les había tocado un bebé quejumbroso naturalmente. —A veces solo quiere que le esté hablando para calmarse.
—Lo sé. — hace una semana los había hecho una bola de angustia, pues no quería tranquilizarse con nada. —Le gusta ver a sus padres vueltos locos ¿Verdad Nacchan?
El apodo del más pequeño salió el primer día, cuando Izuku lo cargó en la habitación después de las revisiones correspondientes. La mayoría pensó que ese nombre fue exclusivamente escogido por ser similar al de su padre, desconociendo la historia detrás de él.
—Dice que ya te des prisa. — la cara arrugada del redondo niño lo juzgaba, aferrando su puño a la camisa de Izuku. No tenía nada de pelo todavía, solo unas pequeñas cejas delgadas y claras. —Espera un poco, ya casi está tu biberón.
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Nadie más [KatsuDeku]
FanficPerdido entre recuerdos, anhelos que no se pueden cumplir y la culpa, Izuku no ha podido despedirse de su difunto esposo. Creyendo que lo mejor es permanecer fiel por todo lo que le queda de vida, un bar y Bakugou cambian esa perspectiva en solo un...