Capítulo 15: (Inducción)

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑵𝒐𝒂𝒉

El paso del tiempo es mejor cuando tienes noción de él, de los errores aprendes, de cada persona aprendes, de cada cosa aprendes, entonces, no hay algo que no te deje algo, a través de este proceso es como adquieres sabiduría, tu estado de conciencia crece y tu mentalidad se va formando al compás de emociones, decisiones, pensamientos. Todo cobra un sentido, mi sentido era Dan, mi sentido era estar con él, la conmoción siempre tocaba puerta en los mejores instantes.

Esconderse y huir, ya no serán opción a medida que los duelos van sanando las heridas, te induces en este sentir después de haber pasado por tanto, lo aceptas y sonríes, no podría ser más intrínseco, la desaeración conduce a la salida, el amor revela secretos, la introspección transforma, la aporía encierra, la limerencia enferma y la inducción enseña.

Mi intuición responde a mi pesar, cuándo el cuerpo de madre yace en el suelo con despiado, si soy un asesino, pero acepto que esto me perseguirá y evidentemente, no hay un día que deje de arrepentirme de hacerlo, lo enfrentaré, ahora estoy mejor.

Todo ha cambiado, con mucho cuidado agarro la manta que Dan colocó en el espejo antes de desaparecerse, del que solo queda un marco vacío y la traigo hasta el cuerpo de su madre, en mi naturaleza el seguir llorando, es un reflejo a causa de la conmoción.

Me agacho y tomo su cruz, la retiro con facilidad y un nudo lento pasa por mi garganta, respiro brevemente y la guardo en mi bolsillo, con delicadeza le coloco la manta desde los pies hasta su pecho, dejando descubierto su rostro, cierro mis párpados y oro con tristeza, pero intuyendo que no puedo hacer más.

¡Alto!— Vocifera una voz grave que emerge de la entrada, abro los ojos y me quedo quieto, girando solo mi cuello hacia la puerta.

El policía armado está frente a mi, él abrió sin problema la puerta y sostiene el arma recreando ese mismo momento en que todo sucedió.

¿Qué demonios le hiciste?— Expresa con furia el hombre y se acerca, yo coloco mis manos sobre mi cabeza y me esmero en no responder.

¡TE ESTOY HABLANDO!— Aturde observando el cadáver de la madre de Dan, comienzo a enter todo mejor.

Dispárame si quieres...— Digo risueño, el hombre uniformado no sabe como reaccionar y se acerca más a mí.

 —ALÉJATE, DE ESA MUJER, IRÁS CONMIGO— Manda extrayendo las esposa de sus bolsillos, aún con mis manos sobre mi cabeza, veo al piso y encuentro lo que esperaba.

Hay otra arma, aunque no veo a mi padre, es fácil intuir que debo confrontarlo, posiblemente esta dimensión esté jugando con mi mente ¿Y si esa idea también es lo que quiere que piense?

Sin retenerme la sujeto y a punto rápido hacia el sujeto, este me mira levantando su sonrisa y forcejea.

ERES UN... ASESINO— Escupe y suelta el arma, esta cae paso a paso y se incrusta en el suelo.

¿De verdad?— Menciono y mis pupilas se fija en su cara, mis cejas se fruncen y una gran sonrisa brota de mí.

No lo harás... No quieres que muera, no eres capaz— Reta arribando sus brazos

¿Sabes? Si yo soy un asesino, tú también, Dan también, todos son de alguna forma culpables de su muerte, pero me di cuenta hasta hoy, tu disparaste primero, no es que hubieras terminado en un mejor lugar, así que...— Encojo los hombros en ese tenso momento y preparo el gatillo.

Gravity (4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora