Para leer este libro, debes leer La Batalla {Elementales I} primero.
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¿Por qué se siente tan fuerte?, ¿Por qué es tan abrasador?, ¿Por qué el fuego hace eso?, ¿Por qué se expande y consume todo a su paso?, ¿Por qué te ha...
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ADVERTENCIA: ¡Hola, Puticueros!, sólo quiero que sepan que en este capítulo habrá escenas que considero un poco fuertes para personas sensibles. Serán escenas de relaciones abusivas y abuso sexual.
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Cassiel Grace
Escucho el despertador mágico sonar a un lado de mi cama, cosa que me espanta y hace caiga al suelo cuando intenté levantarme, pero estaba enredado en las sábanas.
Luego de unos segundos de quejarme, me levanto con rapidez, no quiero parecer un tonto.
Levanto la mirada hacia la cama de Leo y veo que está vacía y cuando entro al baño tampoco lo veo allí. Vaya, al parecer salió más temprano.
Entro a ducharme con rapidez, me pongo ropa cómoda para pelear, hoy todas las clases con los Elementales son de entrenamiento, incluso la clase de magia indómita será para duelos hoy, Satchel nos dijo que estuviéramos listos para ello. La única clase tranquila del día será la de Sienna y por suerte es la última.
Cuando termino de arreglarme, me acerco hasta donde dejé mis maletas y subo la más pequeña a la cama, la abro y busco entre los bolsillos un broche, al encontrarlo lo admiro un segundo.
Es de oro, con cientos de zafiros azules incrustados y la letra P en el medio. Parker; De Julian Parker.
No se lo merece, luego de mentirme como me mintió ayer y tratarme como lo hizo, no merece que se lo de. Pero es su cumpleaños, no me siento bien tratándolo mal el día de hoy, se supone que debe estar feliz y yo realmente no quiero discutir con él.
Salgo de la recámara y me dirijo hacia el salón del Elemental de Ignis. Aunque la primera clase es con él, aún es muy temprano y sé que los demás elegidos no están ahí, así que aprovecharé para intentar hablar con él.
Al estar frente a las grandes puertas de su salón me detengo a pensar un momento, ¿Realmente debería hacer esto?, por cómo me trató ayer no estoy seguro que quiera hablar conmigo como solíamos hacerlo. Así que antes de que me arrepintiera, me atreví a tocar la puerta.
