Capítulo 4

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Julian Parker

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Julian Parker

Vi al príncipe salir de mi salón, me pasé las manos por el cabello con frustración. Necesito saber quién está haciéndole daño, no puedo permitir que esto siga pasando.

Prometí siempre proteger a la monarquía, prometí siempre proteger a esos mellizos, tengo la intención de cumplirlo.

Necesito encontrar la manera de ganarme su confianza y hacer que me diga quién le está haciendo esto... sí, voy a ganarme su confianza, su amistad, descubriré quién está haciéndole daño y luego sólo mantendré mi distancia, justo como él quiere.

Salgo de mi salón, dispuesto a ir a su recámara a hablar, pero cuando paso por la puerta principal de Imperium, lo veo saltar al lago Harmonia. Me quedo unos segundos observando, esperando a que saliera del agua, pero no lo hizo. Esperé un poco más y aún no lo hacía.

—Mierda —susurro y salgo corriendo fuera de la escuela, no espero ni un segundo al llegar a la orilla del lago y me lanzo dentro. Nado hasta el fondo y encuentro su muñeca, la tomo y tiro de ella, mientras nado hacia la superficie. Al salir del agua, lo lanzo sobre tierra y lo escucho toser con desesperación, seguido de eso, grandes cantidades de agua salen de su boca y nariz, curándose—. ¿¡Qué cojones le pasa!?

Se quedó en silencio, miraba hacia otro lado, evitándome. Enrolla sus piernas con sus brazos y esconde su rostro en sus rodillas.

—¿No sabe que su cuerpo se cura automáticamente cuando está inconsciente? —pregunto molesto—, y si el agua no sale de sus pulmones mientras se cura, gasta toda su energía y termina muriendo permanentemente, ¿En qué estaba pensando?

Levantó la mirada, no había dolor, tampoco preocupación y ni una pizca de arrepentimiento.

—Iba a salir del agua —dice por fin—, no tenía que intentar salvarme, no pensaba hacer algo como eso.

Lo miro duramente, es obvio que no tiene ganas de discutir, está claro que no tiene ganas de nada.

—Lo hizo una tercera vez —dijo con voz neutra—, me tocó cuando le dije que no lo hiciera —es cuando me doy cuenta de ello y abro la boca para disculparme, cuando me interrumpe—. La disculpa pierde mérito cuando se repite más de dos veces, así que no lo haga, no vale la pena.

—Su alteza...

—Lo único que quería era estar solo un rato, y lo ha arruinado —responde sin ni una emoción en la voz.

—Pues disculpe por preocuparme, no era mi intención —dije incrédulo.

El príncipe se levanta del suelo, me da la espalda para comenzar a caminar hacia Imperium. No dije nada y sólo fui tras él.

Divina Eternidad {Elementales 1.5}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora