Capítulo 32

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Julian ParkerUn día antes del Restablecimiento

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Julian Parker
Un día antes del Restablecimiento

Desde ese día, desde ese jodido día en el que le dije a Cassiel que debíamos quedar como amigos, no ha vuelto a verme directamente a los ojos.

Y estoy muy seguro que si no fuera porque el Restablecimiento ya es mañana, él no estaría viniendo a mi clase y sinceramente, no lo culparía. Yo no merezco ni siquiera respirar el mismo aire que él.

Soy el imbécil más grande del mundo y lo acepto. Pero la profecía dice que debo amarla, tengo que amarla.

Y la amo, pero no como se supone que debo hacerlo. Ella para mí es una gran amiga, pero no el amor de mi vida. No quisiera sonar cursi, pero es a Cassiel a quien veo a mi lado por el resto de la eternidad, no a Claire.

La profecía dice que tengo que a amarla, supongo que con el tiempo lo haré, pero por el momento yo no la veo de esa manera.

Eloy sí que la ama, él la ama de verdad y es otro idiota porque terminó con ella cuando sólo se necesitaba hablar las cosas. Ninguno de los dos somos dignos de los mellizos. ¿Cómo lo seríamos si ellos sangran más que azul, dorado y nosotros simple sangre roja?

Nos hacemos llamar altos nobles, pero nuestros títulos a pesar de ser de los más poderosos, realmente son migajas frente a los de los hermanos Grace.

El simple hecho de llevar ese apellido los pone en la cúspide de la pirámide de poder.

Y no sólo se trata de su título, hablo de ellos como persona, son demasiado para cualquier ser existente en estas tierras.

—Clairie, espérame unos minutos afuera, yo hablaré con Eloy para que no tengas problemas por llegar tarde —digo cuando todos se levantan, dispuestos a irse a la siguiente clase con el Elemental de Terra—. Aleksander, quédate un momento.

Él se detiene, pero no se gira hacia mí, al menos hasta que los demás salen del salón. Una vez todos están fuera, la puerta se cierra, se da la vuelta y se acerca, pero aún manteniendo bastante distancia entre nosotros. No me mira a los ojos, aún con la cabeza en alto, sus ojos están puestos en el suelo.

—¿Necesita algo de mí, Lord Parker? —pregunta con ese tono de formalidad que no extrañaba para nada.

—No, sólo quería felicitarte por tu gran avance con el control del fuego —sonrío levemente, aunque sé que no me está viendo—. Lo has hecho increíble.

—Por supuesto, siempre soy el mejor —suelta con altivez—. ¿Me dirá algo que no sepa ya?

Tomé una fuerte respiración y me acerqué un poco a él, no demasiado, para evitar que retroceda.

Divina Eternidad {Elementales 1.5}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora