Capítulo 14

100 18 4
                                    

ADVERTENCIA: ¡Hola, Puticueros!, sólo quiero que sepan que en este capítulo habrá escenas que considero un poco fuertes para personas sensibles

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ADVERTENCIA: ¡Hola, Puticueros!, sólo quiero que sepan que en este capítulo habrá escenas que considero un poco fuertes para personas sensibles. Serán escenas de relaciones abusivas y abuso sexual.

 Serán escenas de relaciones abusivas y abuso sexual

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cassiel Grace

Me encuentro abrazándome mientras lloro con las pocas fuerzas que aún hay en mí. Siento mi mejilla palpitar por el reciente golpe que recibí. Mi cabeza duele de tanto pensar, siento la nariz tapada y la garganta seca.

Decido no ir a clases, aunque sé que probablemente tenga problemas por eso, pero no tengo ánimos de hacer nada. Sólo quiero quedarme aquí, tirado en la cama, sin hacer nada más que llorar y cuestionarme cómo fue que me metí en esto.

Cómo quisiera poder salir, ¿Pero cómo?, no importa si le digo a los chicos quién es, él seguirá estando cerca, tengo algunas clases con él, no voy a librarme de él. Y eso si me atreviera a hablar, pero soy un maldito cobarde.

Escucho cómo tocan la puerta. Me siento de inmediato en la cama, limpiando mis lágrimas y cubriéndome por completo con la cobija porque sé que en los brazos tengo marcas de sus manos.

—Adelante —hablo, alzando la voz para que se escuche afuera—. Ay no, tú no.

Me quejé, cubriéndome el rostro cuando vi al Elemental de Ignis cruzar la puerta. Me tiré con cansancio, de lado a la cama. No quiero verlo, no quiero hablar con él. Estoy enojado y realmente no tengo ánimos de discutir o soportar su extraña actitud, esa que ha estado teniendo durante la última semana.

—Cass —siento como hay un peso en la cama y me descubro, echándome hacia atrás, con la intención de que no esté cerca de mí. Cuando notó mi reacción, su expresión mostró dolor—. ¿Qué te hizo ese maldito imbécil ahora?

—¿A ti qué te importa? —pregunto con enojo—. Mejor anda y sal con mi hermana, déjame solo, no necesito que vengas a darme tu maldita lástima.

Divina Eternidad {Elementales 1.5}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora