Para leer este libro, debes leer La Batalla {Elementales I} primero.
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¿Por qué se siente tan fuerte?, ¿Por qué es tan abrasador?, ¿Por qué el fuego hace eso?, ¿Por qué se expande y consume todo a su paso?, ¿Por qué te ha...
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Cassiel Grace
La cena fue tranquila, como usualmente suele ser. Pero todo el tiempo tuve en la mente que luego debía ir al salón de Julian.
Si bien es cierto que en Imperium no es como las escuelas a las que suelen ir los humanos, donde ponen calificaciones y esas cosas, no quita el hecho de que si no se nota tu avance y desempeño, pueden hacerte repetir el año.
Y los elegidos por un lado tenemos un poco más de libertad y por el otro es algo estresante, porque aunque este sea nuestro último año y a todos los demás estudiantes de nuestra edad le falte otro más, nuestras clases son más pesadas por dicho hecho.
Yo nunca había tenido ningún problema con mis clases. Siempre he sido de los mejores.
Pero las clases con los Elementales son realmente difíciles, a excepción de la clase de Celeste, con ella me va bastante bien y claro, es porque es mi elemento, puedo controlarlo sin ningún inconveniente.
Pero controlar otro elemento que no sea con el que naciste es verdaderamente complicado.
Más ahora que han comenzado las clases sobre el Restablecimiento. Aún más presión.
Lleva un poco de tiempo aprender a hacerlo bien.
¿Cómo no me iría mal si Julian y yo somos todo lo opuesto?, literalmente, somos fuego y agua. Soy elegido de Aqua, mi madre me otorgó su elemento. Mi padre escogió a Claire.
Es difícil ser elegido de Aqua y tener que manejar el fuego casi a la perfección.
—Cass —escucho la voz de mi melliza llamarme—. ¿Qué miras?
Es cuando noto que estaba viendo a Julian muy detalladamente y por demasiado tiempo. Aparto mi mirada del Elemental y me giro a ver a Claire que estaba siguiendo mi mirada.
—Nada, ¿Qué quieres? —pregunto, endulzando mi voz y poniéndole atención.
—Pasar tiempo con mi hermanito menor —contesta mientras me abraza, a lo que intento despegarme, pero ella no me suelta—, hace tiempo que no hacemos nada juntos.
—¿Te sientes bien, Claire? —pregunto un poco confundido por toda su energía, es cuando por fin puedo zafarme de sus brazos—, estás demasiado feliz.
Claire suele estar alegre, pero parece estarlo en extremo. ¿Qué la tiene tan feliz?
—Por supuesto que estoy bien —dice con obviedad y una gran sonrisa—, ¿Tú estás bien, bebé Cassiel?
