Aléjate de mí

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Sentí como algo extremadamente pesado estaba sobre mi espalda, ugh, me estaba doliendo demasiado. Sacudí para que se vaya de ahí, de seguro era un peluche enorme que tengo por ahí, pero al hacerlo, no era un peluche y tampoco se movía. Como pude me volteé y encontré a una gran bestia blanca encima mío, su cabecita estaba muy cerca de la mía, pudiendo espectar sus rasgos de lobo como la gran negra nariz o las orejitas que se veían suavecitas, me contuve de acariciarlas porque quizá se despierte y me muerda o este rabiosa.

—Hey....

Sacudí su cuerpo, su pelaje es demasiado suave pero ¿qué tanto lo serán sus orejas? Acerqué mis manos para tocar la orejita y maldita sea, parecen las de esos peluches con piel extremadamente suaves que valen muchísimo dinero solo por su suavidad. Se movieron un poco y eso significa que la bestia de despertó, pero no podía dejar de acariciarlas porque me tentaron a hacerlo, y lo vuelvo a repetir, son demasiado suaves como para dejarlas allí.

Poco a poco se fue levantando, al igual que yo por miedo a que no me reconozca y me ataque o algo por el estilo.

Solo me observaba con esos ojos que me parecían muy lindo y raros, pero a la vez profundos y oscuros, le dan el toque. Se hizo a un lado y yo pude levantarme, ugh, me dolía toda la espalda y ya se a quién voy a culpar.

—Buenos días BoRa —exclamó feliz.

—Buenos días para ti que has dormido cómodamente —me di vuelta y ahí estaba, en su forma humana que se veía mil veces mejor que la mía—. Por tu jodido peso ahora tengo un dolor de espalda horrible y no se si pueda volver a acostarme plácidamente.

—Eres débil, todos los humanos son débiles.

—Perdona por no ser un enorme lobo blanco de setenta kilos.

Aún sigo pensando, ¿por qué esta chica sigue con esa camisa que no tapa casi nada su cuerpo? Me pone ligeramente nerviosa y no sabía exactamente el porqué. Abrí mi hermoso armario y escuché como se sorprendía, claro, ¿con un armario como este quién querría ropa Gucci?

—¿Por qué todos los humanos usan esas ropas raras y tapan su cuerpo?

—Solamente nos tapamos nuestras partes íntimas y nos cubrimos del frío o nos destapamos del calor, dependiendo del clima que sea —empecé a buscar ropa para ella, si iba a salir de mi casa pues no podría hacerlo con esa camisa llena de sangre y destrozada, primero que se moriría de hipotermia y segundo que se la llevarían a la ciudad y prefiero no arriesgarla a ponerla en peligro.

—Es mejor ir desnuda —se acostó.

—Si sales desnuda a la calle te llevaran a la ciudad, más bien, irías a la cárcel por romper una ley bastante clara.

Encontré una campera de vaquero que iría perfecta con esta hoodie gris y mis pantalones deportivos favoritos, también grises, espero que le entren. Al arrojarlos sobre la cama, me observó con una cara de horror que pude descifrar muy bien, a esta chica no le gustaba la idea de usar mucha ropa.

—¿Pretendes que me ponga eso? —señaló con mucho temor la ropa— ¿Esas cosas?

—Si vas a estar en mi casa o salir conmigo, irás con ropa porque no me arriesgaré a que te lleven a la ciudad.

—¿Te preocupas por la bestia blanca? —preguntó divertida.

—Más bien por tu salud y bienestar. No quiero que tomes un resfriado o te enfermes ni menos que te lleven a la cárcel que es mucho peor que lo anterior.

—Bien —suspiró y se levantó torpemente—. ¿Qué es lo que tengo que hacer?

¡Me olvidé de lo más importante!

The princess and her wolf | SuaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora