De castaño a morado

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Estaba más que feliz, las cosas volvieron a la normalidad (o al menos muchas de ellas) y ya no tengo que preocuparme por lo que pase después.

Tomé un baño rápido y opté por ir un poco bien vestida, la ropa cómoda solo era cuando estaba en un estado de ánimo normal, por así decirlo. Al volver a mi habitación me encontré con su hermosa figura esperándome sentada en la orilla de la cama.

Me observé en el espejo y fruncí mi ceño al ver mi cabello, alguna vez me lo tendría que teñir, quizá hoy. Me gustaría un morado con rosa, eso si que me quedaría bien... supongo. Ya este tipo es muy anticuado para mí.

—Hola princesa —se acercó hacia mí y me abrazó desde atrás, apoyando su cabeza en mi hombro. Ambas nos observamos en el espejo y sonreí al ver su hermosa carita—. ¿Qué sucede?

—Estaba pensando... ¿qué dices si me tiño el cabello de otro color? Como morado o rosa.

—Yo digo que te quedaría bien de cualquier color, hasta con un verde vómito —sonrió y besó mi mejilla, no pude evitar reírme.

—¿Me acompañarías luego a la peluquería? —me giré y pasé mis brazos por su cuello, uniendo nuestros labios en un tierno beso— ¿Por favor?

—Como no resistirme a esa carita —volvió a besarme, pero esta vez fue más largo.

—¡BoRa el desayuno esta listo! —gritó MinJi desde abajo, me sorprendió un poquito pero de igual manera lo hizo en un momento inoportuno, soltando un enorme suspiro.

—¡Voy! —exclamé— ¿Entonces nos vemos hoy? MinJi quiere conocerte, tal vez se me haya escapado alguna que otra palabra... perdón por eso pero necesitaba confirmar si mis sentimientos eran reales.

—Claro que la conoceré —le di un pequeño pico en los labios—. Todo por mi princesa.

—Entonces nos vemos luego lobito.

—¿Lobito? —rio.

—Sí, ¿sabías que cuando dormimos juntas a la media noche te pegas a mi cuerpo? Bueno, de allí el nombre —besé su mejilla—. Ahora sí, nos vemos linda.

Bajé rápidamente muy felíz y MinJi me miró extraño. Bueno, yo también lo haría ya que no soy muy conocida por ser una persona feliz como las otras. Di un suspiro como boba enamorada al recordar a SiYeon y sus hermosas palabras, realmente la amaba demasiado.

—BoRa... ¿te encuentras bien? —dijo con un rostro de confusión— Te ves...

—¿Feliz? —continúe y asintió con una mueca extraña. Le di un mordisco a mi panqueque y sabía mejor que las otras veces, ¿el poder del amor quizá?— Sí, estoy feliz. Por cierto, hoy conocerás a SiYeon.

—¿En serio? Espera, ¿por qué estas feliz? No eres de andar repartiendo corazones y saltar de alegría.

Oh Dios mío era verdad, ¿así me veía? Suena algo frío para ser verdad.

—Estoy felíz porque... te enterarás luego a la salida de la universidad —le sonreí e hizo un puchero tierno.

—¡Anda dímelo! No puedo no saber el por qué estas felíz, ¡es mi prioridad como mejor amiga de la infancia! BoRa eso no se vale —dijo como diva, MinJi siempre era así.

Cuando terminamos de desayunar, preparamos nuestras cosas y nos dirigimos a la universidad. Durante todo el camino MinJi se la pasó preguntándome el por qué de mi felicidad, estaba clarísimo que no se lo iba a decir hasta después de clases. Cuando ella quiere saber algo se pone en modo niña chillona e insoportable, algunas veces me irrita pero se me hace tierno que quiera saber por qué estoy feliz.

The princess and her wolf | SuaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora