YooHyeon, YooHyeon y más YooHyeon

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—Despierta cara de sapo, tenemos clases —sacudió mi hombro tan fuerte que me giré para golpearla pero en vez de eso caí de la cama... ugh. Me observó sonriente, como si disfrutara mi sufrimiento—. Buenos días Unnie~

—Que te jodan MinJi.

Desde que MinJi se instaló en mi casa no ha dejado de molestarme y hacer este tipo de cosas que me joden la vida. No voy a decir que es tan molesta porque ella me ayuda con los deberes de la casa y con los míos, realmente su presencia me relaja y me es imposible creer que sus padres hayan echado a un ángel como MinJi.

Me vestí con ropas cómodas y bajé para desayunar. Un exquisito olor a panqueque invadió mi nariz y una sonrisa se escapó de mis labios.

Ahora MinJi cocina para mí y créanme que es una de las mejores.

—Buenos días JiU —me senté en mi sagrado lugar y a los pocos segundos MinJi deslizó un plato con dos panqueques llenos de mermelada de frambuesa, me conoce más que mi propia madre—. Gracias y... ¿Dónde está MinSeok?

—Es lo menos que puedo hacer por ti —sonrió—. Luego de que me dejaras quedarme un tiempo aquí bueno... tengo que servir para algo, ¿no? —pausó—.  Oh, y MinSeok no vendrá hasta la noche.

—Sería bueno si me pudieses limpiar la casa algún día —la observé divertida.

—¡Yah BoRa! ¡Tampoco exageres! Anda, traga las pastillas que te recitó el doctor —se acercó a mí con un vaso de agua y las dichas pastillas e hice una mueca de asco, odio todo lo relacionado con doctores y esas cosas horribles—. MinSeok dijo que te van a servir para que tu estabilidad mental no se vaya a la mierda.

—No quiero —negué como una niña pequeña.

—Kim BoRa —dijo seria y la miré sonriendo—. Tómalas.

—No quiero —volví a repetir.

—Kim BoRa, toma. Las. Putas. Pastillas. —amenazó con los dientes cerrados y esa mirada que me puso todos los pelos de punta. No puedo ante esa mirada, es mi mayor enemiga.

—¡Bien! Tu ganas —dirigí las pastillas a mí boca y con el agua las digerí mejor. El sabor amargo recorría toda mi boca, que horrible sensación—. Que puto asco.

—MinSeok y YongSun me dejaron tu vida a cargo y como ahora soy parte de esa casita es mi deber como mejor amiga de la infancia cuidarte y protegerte —Dijo con un atisbo de felicidad y orgullo.

—Como digas —rodó sus ojos y frenó mi intento de levantarme—. ¡Oye!

—¿Te encuentras bien? No pareces la BoRa emocionada que solías ser antes de que YooHyeon y su grupo apareciera —me observó atentamente. Ugh, ese grupo ya me tiene hasta cansada—. Algo te pasa y no me quieres decir.

Quédate tranquila que si descubre que estás nerviosa vas a tener que soltar todo y no quiero que mi mejor amiga me crea de loca o que tengo problemas mentales.

Bueno, tal vez si los tenga pero no para ese punto.

Negué repetidas veces mientras me insistía en que podía contar con ella y toda la cosa que solo MinJi hace. Tomamos nuestras cosas y nos dirigimos hacía el Instituto mientras hablábamos de todo lo que nos pasó, inclusive su vida desde que me "ignoró".

Eso no es lo peor de todo, no señor, lo peor es que se lleva bien (para no decir que se encariñó) con el grupito que me da mala espina más una persona en particular...

YooHyeon.

No se que gustos tiene MinJi para las personas, pero YooHyeon captó toda su atención y al parecer se la pasó hablando todo el día de ella, el sentimiento es mutuo. Ha estado llevándola a citas, comprándole chocolates y flores, coqueteaba con ella, todas esas cosas para conquistar a una chica y casualmente a MinJi.

También me contó que en su grupo uno de los chicos está saliendo, bah, no recuerdo sus nombres, y que JiMin y YuNa tienen parejas, cómo si me importara demasiado saber sus vidas cuando ni siquiera puedo vivir la mía.

Al llegar nos dirigimos a nuestros respectivos salones mientras que MinJi trataba de entablar una conversación entre YooHyeon y yo, pero no logró nada porque yo rompí esa aura que nos "unía".

No era que estaba molesta o enojada con ella, al contrario, pero no me agrada su actitud rara cuando nos vimos hace unas cuantas semanas en la cafetería y en los casilleros. La manera en que me miraba con esos ojos marrones, el olfateo y su conocimiento sobre mí... no me gusta para nada pero prefiero callarme y hacer como si no pasara nada entre nosotras.

~

El día terminó rapidísimo y ambas ya nos encontrábamos trabajando en el café "Blue Dreams". Me dirigí a mis clientes con el café en bandeja y las medialunas típicas pero uno de ellos detuvo mi paso, sonriendo asquerosamente como si fuera un objeto para el sexo.

—Oye princesa, ¿te apetece echarte una ronda con nosotros? —habló el hombre de al parecer treinta años, creo.

"Como desearía romperte cada uno de esos huesos que tienes detrás de la capa carnosa que cubre tu débil cuerpo maldito gusano"

—Soy... ¿Homosexual? —no lo era en realidad, era para ahuyentar a estos par de mocosos pervertidos— Adiós —me di la media vuelta para marcharme y al final funcionó, siempre funciona.

—Una chica tan bonita como tú y perdiendo el tiempo en ser lesbiana, bah, inservible —lo escuché susurrar.

Me gustaría volver y pegarle una patada en lo que sería su pequeño miembro pero me contuve de armar una gran batalla que terminaría con mi despido y básicamente quedar sin dinero.

Cuando terminamos de trabajar ambas volvimos a casa y nos dormimos porque estábamos muy cansadas.

Sin dudas un día agotador.

The princess and her wolf | SuaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora